NACIONALES

Historia para contar

"Ser ingeniero naval"


JOSE A. DE LA OSA
(
delaosa@ceniai.inf.cu)

A casi tres años de recibir la noticia de la enfermedad de su hijo, Esther González Téllez recuerda aún, imborrablemente, aquella mañana del 19 de abril de 1995. "Fue como si se hubieran unido ante mis ojos el cielo y la tierra".

Esther y Fernando.

El mayor de sus hijos, Fernando Docampo, entonces con 12 años de edad, había regresado de la Escuela al Campo. Una semana después, "por casualidad", le noté un ganglio inflamado. Pensé que eran paperas.

Los exámenes médicos y análisis de laboratorio, realizados a Fernando en un hospital pediátrico de Ciudad de La Habana, ofrecían el diagnóstico definitivo: leucemia de la variedad linfoblástica, una enfermedad de la sangre de causa desconocida para la ciencia, aunque en la actualidad es curable en más de un 70 por ciento.

Pero Esther, atribulada por "el primer golpe" de la noticia, ignoraba en aquel momento lo que la ciencia, y la dedicación de los especialistas del Instituto de Hematología del MINSAP, podrían hacer en el tratamiento de su hijo.

PUERTAS A LA ESPERANZA

A unos 10 kilómetros del centro de la capital, en Altahabana, se encuentra el Instituto de Hematología, con más de un cuarto de siglo al servicio de la población.

En esa institución, el tratamiento de las leucemias en los niños tomaron una nueva vertiente cuando en 1973 establecieron el esquema terapéutico propuesto por el Grupo Latinoamericano de Tratamiento de las Hemopatías Malignas (GLATHEM), sustentados en los estudios del grupo alemán conocido internacionalmente con las siglas BFM. Los estrechos intercambios científicos que han mantenido durante estos años, con una sistemática puesta al día de cada nuevo avance, propician hoy los notables logros que se obtienen en el tratamiento de las leucemias.

Laboratorio de Inmunología y el Control de los Linfocitos.

Mientras a mediados de la década de los 60 la sobrevivencia de estos pacientes a nivel mundial era de un cinco por ciento para la leucemia linfoblástica, hoy rebasa el 70 por ciento.

A esa prestigiosa institución fue remitido Fernando Docampo. En la Historia Clínica 600893, se consigna a su llegada:

Paciente que comienza a presentar adenopatías (enfermedad de los ganglios) cervicales. Integra el grupo de pacientes de más alto riesgo, teniendo en cuenta su edad, sexo y número de leucocitos al diagnóstico. Recibe tratamiento propuesto por el grupo GLATHEN.

"No me fue fácil en los inicios interiorizar la enfermedad", dice ahora Esther. "Cuando llegué con mi hijo al Instituto, me recibió el doctor Alejandro González, jefe del Servicio de Pediatría. Me explicó en detalles el camino que debíamos transitar, las distintas fases del tratamiento, los cuidados que debía tener con él".

En los primeros meses de la enfermedad, Fernando requirió ingresos frecuentes en una unidad similar a la de Cuidados Intensivos.

"Al principio desconfié de lo que me decían, porque unos seis meses después de comenzado el tratamiento el niño presentó una recaída de la enfermedad y sufrió incluso una parálisis facial asociada a dolores de cabeza persistentes y convulsiones", rememora Esther.

Una adecuación de la terapéutica revirtió progresivamente la parálisis facial y se estableció entonces el control de la enfermedad.

En estos años transcurridos, ya el cielo y la tierra, en la visión de Esther, han vuelto a tomar su lugar. "Me siento confiada, segura de que la atención que está recibiendo mi hijo es la mejor, con un personal médico que, ciertamente, es muy capacitado y amoroso. Lo único que quisiera, en verdad, es poder trasmitir esta experiencia y seguridad ganadas a otras madres que puedan estar pasando por esta misma situación".

LAS LEUCEMIAS EN CUBA

En nuestro país se registran cada año alrededor de cien nuevos casos de niños con leucemia. El tratamiento es prolongado, complejo y costoso.

El acceso de Cuba a los medicamentos contra el cáncer con patente norteamericana está prohibido por el bloqueo, que no requeriría otro calificativo que genocida. Gracias a la máxima prioridad que concede el Gobierno revolucionario a la salud, salvando no pocos escollos y dificultades de orden económico, apoyados también por una creciente solidaridad internacional y nacional con los aportes de los trabajadores del turismo, se adquieren en terceros países y a un costo mayor muchos de los fármacos necesarios.

El doctor José M. Ballester, director del Instituto de Hematología, señala que cuando estos pacientes son diagnosticados en fase temprana el pronóstico de curación se eleva hasta el 80 por ciento.

Similar atención a la que se brinda en el Instituto, reciben estos pacientes en los hospitales Juan Manuel Márquez, de Marianao, y el Pediátrico de Centro Habana.

También en el Pepe Portilla, de Pinar del Río, José Luis Miranda, de Santa Clara; y los pediátricos provinciales de Camagüey, Holguín y del norte de Santiago de Cuba.

Los síntomas iniciales de las leucemias se caracterizan por sangramientos por la piel y mucosas, espontáneamente o luego de recibir algún golpe, anemia, y pueden aparecer infecciones, sobre todo bacterianas. El doctor Alejandro González aclara que no todos los enfermos presentan los mismos síntomas.

Los especialistas del Instituto, como centro de referencia, colaboran con los demás servicios en algunos aspectos del diagnóstico de la enfermedad, y según anuncio de la doctora Eva Svarch, Profesora Consultante del Instituto, en octubre próximo se realizará en La Habana un taller para analizar los más recientes avances en leucemias.

EN ETAPA FINAL DEL TRATAMIENTO

Fernando se encuentra ahora en la semana 100 de la etapa final de tratamiento, a unas 20 semanas de su conclusión. No ha sido fácil para él tampoco, sometido a los rigores de la atención médica y a la hospitalización, que lo alejaron transitoriamente de sus estudios en la escuela Vicente Ponce Carrasco, de Almendares.

Pero su vida, con el amoroso cuidado de sus padres y de los especialistas del Instituto, ha comenzado a reverdecer. Cursa en estos momentos el noveno grado, practica deportes, y se empeña en recuperar promedios académicos en la búsqueda de alcanzar una vocación profesional que viene creciendo en él.

"Ser ingeniero naval", dice.


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