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El sube y baja del petróleo
JOAQUIN RIVERY
Los precios del petróleo se lanzaron a la baja en una carrera vertiginosa desde fines del año pasado y que ahora parece tocar fondo después de un acuerdo entre productores.
Los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) andaban tirándose de los pelos por la incidencia del hidrocarburo en sus economías.
El barril del crudo llegó a cotizarse durante los primeros días de marzo en menos de 12 dólares.
Los expertos en materia petrolera situaron las causas de la caída en la decisión de la OPEP en noviembre pasado de aumentar la producción de sus miembros en un 10%, con la idea de que el precio se mantendría alrededor de los 21 dólares el barril en promedio.
Sin embargo, el paso fue contraproducente. Al parecer los estrategas de la OPEP no tuvieron en cuenta el estallido de la crisis en el sudeste asiático unos meses antes, las medidas propulsadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las consecuencias de recesión que de ello derivaron.
La crisis provocó un descenso de la producción industrial mundial que se estima para este año en alrededor del dos o el tres por ciento y esa caída implicaba, por tanto, una disminución en el consumo de portadores energéticos.
Por otra parte, a causa del fenómeno climatológico de El Niño, el invierno que está terminando fue moderado en el hemisferio norte del planeta, donde están los países industrializados, y eso hizo también reducir las necesidades de combustible.
En último lugar se citaba el acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU para permitir a Iraq un regreso al mercado, reiniciando la exportación de crudo.
Añádase a esto que si la OPEP no puede controlar el cumplimiento de las cuotas de sus propios miembros, mucho menos puede hacerlo con exportadores no asociados como México, Rusia, Egipto, Noruega y Omán.
El mismo descenso de los precios ocasionó, además, que algunos grandes exportadores aumentaran su extracción para paliar las desventajas de los bajos precios, como es el caso de Venezuela, un país que basa más del 50 por ciento de su presupuesto nacional en las divisas provenientes de la venta del petróleo y que, según se afirma, había violado su cuota de exportación y bombeaba hacia el mundo entre 600 000 y 900 000 barriles diarios en forma extra.
Venezuela mismo, uno de los últimos países en América Latina en aplicar las recetas neoliberales del FMI en un intento de salir de la crisis económica en que se encuentra, se ha visto fuertemente golpeada por la baja de los precios petroleros y, a pesar de ello, se había negado a reducir su producción y respetar su cuota -como exige, por ejemplo, Arabia Saudita- debido a la presión que ello le produciría interiormente.
Para Colombia, la baja de los precios del petróleo y del café implicaron una pérdida de 660 millones de dólares este año, de los cuales el hidrocarburo responde por 400 millones menos que estaban desequilibrando la economía colombiana.
Otro exportador latinoamericano, Ecuador, estaba y está todavía en peores condiciones, pues a las pérdidas por concepto de exportación de crudo le suma los enormes destrozos provocados por el fenómeno de El Niño y una crisis con explosividad social añadida.
El gobierno mexicano se vió en la necesidad de realizar un ajuste de su presupuesto mediante la reducción de más de mil millones de dólares, declarando su disposición a volver a revisarlo si continuaba la baja de los precios.
En otros países los problemas son causados también por la caída de los productos básicos que exportan al mundo y sobre todo a las naciones industrializadas, como Chile y Perú con el cobre, Colombia con el níquel y casi toda América Latina con las producciones agrícolas.
A todas estas, la baja de los precios del petróleo daña a los exportadores no porque el negro aceite haya dejado de ser rentable -no es el caso-, sino debido a que sus presupuestos anuales se basaban en ingresos de divisas muy superiores a los que estaban obteniendo.
La tendencia al alza que acaba de producirse (el primer día las tarifas subieron dos dólares, aunque no quedó claro si perdurará) se debió a un acuerdo entre Venezuela, Arabia Saudita y México (este último no es miembro de la OPEP), con las adhesiones anunciadas de Irán, Qatar, Kuwait, Emiratos Arabes Unidos, Nigeria, Libia, Indonesia, Omán, Egipto y Argelia, para reducir de conjunto la exportación en 1,4 millones de barriles diarios, la cantidad que, se dice, excede la actual demanda.
Los países más pobres no poseedores de reservas de hidrocarburos no recibieron grandes beneficios por gastar menos en crudos, pues sus finanzas apenas si les permitían sobrevivir, y ahora volverán a las penurias mayores. Los mayores beneficiados, sin embargo, fueron las empresas transnacionales, que acumularon reservas petroleras para venderlas mejor más adelante, y los países desarrollados, que vieron descender sus gastos en este rubro y pudieron, con ello, combatir la inflación con más efectividad y ser más competitivos en el comercio internacional.