 Para que sean como quieren ser
OSCAR SANCHEZ
OSNIEL ZALAZAR dio el jit de oro y llevó a su equipo al título.
Tal vez dentro de 10 años ese sea un cintillo en un campeonato mundial o de una de
nuestras series nacionales.
El, Rolando Zayas, Yaser Leonard y Javier Palmeiro, en la tabla
de lanzar dieron la victoria al municipio Cerro en la provincial de béisbol 9-10 de
Ciudad de La Habana, en la que brillaron también el jardinero de La Habana del Este Julio
Pérez; el receptor Andrés Izquierdo, de Marianao, y el lanzador Osmel Domínguez (H. del
E.).
Osniel quiere ser como Padilla.
Son nombres que repetiremos en reseñas de importantes triunfos
futuros, y esa misión obliga a estas líneas.
Dijeron que querían ser como Pacheco, Padilla, Linares, Lazo,
Contreras, Víctor Mesa, Germán. Sueñan con el uniforme de Industriales, salir en la
televisión. Siguen la pelota nacional para imitar a sus ídolos (no pocos tienen copiado
hasta la forma de caminar de esas estrellas).
No saben de profesionalismo, porque no viven dentro de él, aunque
luego conocerán de qué "pata cojea".
Razones suficientes esas para asumir con alta responsabilidad las
tareas que a cada quien le toca en los espectáculos deportivos nacionales.
Si las grandes estrellas no dan lo mejor en el terreno; si un equipo
no se muestra como una familia; si promovemos dentro de ellos las virtudes del
profesionalismo (tiene algunas), sin educar, sin explicar primero el porqué y el cómo de
nuestro deporte; si no se garantizan hasta los pequeños detalles del producto
(entiéndase torneos) que se va a ofrecer, entonces se correría el riesgo de que ellos no
lleguen a cintillos, o lo que es peor, no tengan un modelo a seguir.
Por ejemplo, en la actual Serie Nacional de Béisbol hemos escuchado
varias veces a los comentaristas decir que no les llegaron las estadísticas de los
equipos que televisan; las pizarras de algunos estadios, pese a un diagnóstico previo de
sus estados, tienen problemas; en la Liga Superior de Baloncesto, el transporte se ha
convertido en el principal rival de algunos quintetos. Los dos primeros atentan contra una
información de mucha demanda e importancia para un pueblo beisbolero y lo segundo
maltrata al espectáculo, pues el rendimiento no es el mismo.
El deporte de base y de alto rendimiento tienen obligatoriamente que
corresponderse. No podrían haber grandes triunfos sin sólidos cimientos, como tampoco un
sostén robusto para algo que no exista. De ahí la importancia de cada jit, canasta, gol
o carrera en un certamen elite.
El INDER viene librando una batalla en pos del espectáculo y del
hombre que lo hace, de todos, no solo del medallista. También evalúa las sedes y hasta a
las comisiones nacionales de las diferentes disciplinas por cómo aseguran y trasmiten el
mensaje deportivo, mas no puede faltar el rigor.
Exagerada comercialización y profesionalismo se mundializaron hace
ya varios años y a Cuba le toca medirse en ese universo y lo hace con la dignidad
traducida en los más importantes resultados internacionales del Tercer Mundo,
protagonista a través de este país en la sala de lujo del deporte en el orbe.
Entonces para que Osniel, Rolando, Yaser,
Javier, Andrés y Osmel sean como ellos quieren, aunamos nuestros
esfuerzos para que sobresalgan nuestras virtudes. |