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 Dar y recibir: dialéctica del sacrificio
Pedro de la Hoz
Quienes con ojos asombrados hayan visto las piedras enrojecidas por
la sangre en las imponentes pirámides de Teotihuacán o las magníficas ruinas de los
templos délficos en Grecia, quizá no reparen en los valores simbólicos del modesto
tablero de Ifá y la sencilla cazuela de barro tan extendidos en Cuba entre los
practicantes de los cultos yorubás. Adivinación y sacrificio como constantes del mundo
espiritual del hombre desde los tiempos inmemoriales hasta hoy -esa eterna sed por
desbordar los límites de lo imprevisible y por sortear riesgos y asechanzas- constituyen
una práctica generalizada en todas las culturas, que de un modo u otro representan la
dialéctica de dar y recibir, de ofrecer e incorporar, presente en el fundamento de la
vida misma.
Un joven investigador, Adrián de Souza Hernández (La Habana,
1957), especializado en los campos de la antropología y la etnología, acaba de publicar
un libro esencial sobre este tema, El sacrificio en el culto de los orishas (Ebbó:
animales, materiales y plantas), con el cual Ediciones Cubanas contribuye al
conocimiento científico de una zona decisiva de nuestra identidad nacional, la
relacionada con la vida espiritual de la religión yorubá.
Mitos, fábulas, parábolas, apólogos son examinados detenidamente
por el investigador y confrontados con las prácticas rituales originales africanas en un
recorrido que pone de manifiesto la organicidad del Itismo como sistema
filosófico-moral de notable influencia en la construcción de paradigmas tan atendibles y
respetables como los que se derivan de otros sistemas del pensamiento occidental.
De Souza tiende un puente de conocimiento entre Africa y Cuba,
mediante el contrapunto entre los resultados de las investigaciones de los etnólogos
nigerianos Osamare Ibié y Eiben y Descorede Dos Santos y testimonios de actuales
sacerdotes de Ifá en las regiones de Ibadán e Ilé-Ifé e una parte y las observaciones
de campo en nuestro país, sin obviar las manifestaciones rituales en otras tierras
americanas. El método comparatístico le permite abordar de modo sistémico los vínculos
simbólicos del hombre con la fauna, la flora y los recursos minerales.
La importancia del resultado científico de esta obra radica, como
lo ha expresado el profesor Alberto Granado Duque, director de la Casa de Africa adscrita
a la Oficina del Historiador de la Ciudad, en revelar "la concepción yorubá acerca
del lugar que ocupan todos y cada uno de los seres vivos sobre el planeta, la perfecta
armonía establecida entre ellos y que el hombre, por ignorancia, ambición e indolencia,
ha agredido violentamente".
Salvando las distancias, o mejor dicho, acortándolas, la labor de
De Souza, como la de otros intelectuales cubanos que lo han precedido en sus estudios y en
los cuales se inspira (Fernando Ortiz, Lydia Cabrera, Rómulo Lachatañeré, Miguel
Barnet, Alberto Pedro, Natalia Bolívar, Marta Emilia Cordiés Jackson), van construyendo
una especie de "rama dorada" de una cultura muchas veces injustamente marginada,
o asumida desde una perspectiva paternalista colonial, por la comunidad científica
occidental y que se legitima universalmente por sus propios valores. |