NACIONALES

Medidas para garantizar
estabilidad en la
distribución de pescado

Entre ellas, crear reservas para protegerse de coyunturas externas y vinculación directa entre productores y áreas de consumo


Emilio del Barrio Menéndez

Con el objetivo de garantizar la estabilidad de la distribución de pescado a la población y a los organismos priorizados -Educación y Salud Pública, por ejemplo-, de manera rigurosa, el Ministerio de la Industria Pesquera (MIP) adoptó una serie de medidas las cuales ya se materializan.

De acuerdo con lo informado por la Dirección de Política Comercial del MIP, se han creado las condiciones para prever cualquier coyuntura externa -huelgas en puertos, festividades, mal tiempo en las travesías...-, que puedan interponerse ante la oportunidad de los arribos de congelados importados, lo cual, como es lógico, provoca baches en la distribución a la población.

Una de las medidas en ejecución es la creación a partir de mayo de una reserva cuyo monto sea capaz de cubrir cualesquiera de esos coyunturales déficit.

De igual forma se ha implantado un sistema de vinculación directa entre los productores nacionales y las regiones de consumo, con un gran peso en la acuicultura, la cual tiene asignado el 38,5 por ciento de las 125 000 toneladas de pescado que se deben consumir este año en el país.

Las importaciones planificadas para este año -50 000 t con un precio de 24 millones de dólares y financiados por el propio MIP-, tienen como destino el suministro de Ciudad de La Habana, Santiago de Cuba, así como otras regiones que reciben determinadas cantidades para cubrir el déficit de sus fuentes propias, las que aún no han podido alcanzar los volúmenes necesarios para su autoabastecimiento, como son Holguín, Guantánamo, Cienfuegos, Villa Clara, Isla de la Juventud...

Del total de la disponibilidad de pescado destinado al consumo interno, se distribuyen por parte del MIP y con absoluta prioridad, las cuotas de la población y de los organismos priorizados, el resto se les asigna a los gobiernos provinciales para que, atendiendo a las características y necesidades de sus respectivos territorios asignen los volúmenes de otros organismos y de la gastronomía popular.

Como elemento ilustrativo, vale decir que la importación de pescado para asegurar las cuotas establecidas tiene que ver con la situación de la flota cubana del alto, la cual solo puede pescar seis meses en el Atántico Norte, caladero que aporta una relativamente pequeña cuota, la cual por la obsolescencia de los arrastreros -23 años de edad promedio-, es prácticamente imposible capturar en tan breve tiempo.

Años atrás, con una flora arrastrera de más de 20 unidades en buenas condiciones técnicas, el apoyo logístico de la flota pesquera de la URSS y realizando faenas en varios caladeros a la vez -Namibia, Perú, Atlántico Sur americano y Atlántico Norte- se lograban volúmenes de más de 100 000 t anuales.

Las razones de no poder pescar en las mencionadas zonas del océano mundial se relacionan con la protección de los recursos marinos por parte de los países con jurisdicción económica sobre esas aguas, las cuales han sido objeto de sobrepesca, lo que ha atentado contra el futuro de las pescas marinas.

De ahí que en nuestro país el incremento de las capturas descansa esencialmente en la acuicultura, la cual tiene concebidos y en marcha importantes planes de desarrollo -entre ellos el de la industrialización de sus productos-, que se van materializando. Este año la acuicultura debe aportar 10 000 t sobre el real de 1997 y en muy breve plazo alcanzará volúmenes de 100 000 t. En ello se trabaja con todo rigor y se van obteniendo resultados.


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