Desde mi escaño

SUSANA LEE

Inauguro la sección en esta V Legislatura con la satisfacción de un fructífero estreno de trabajo parlamentario que comenzó desde el sábado, con la creación de las 10 comisiones y sus primeras labores en grupo.

Después, el domingo y el lunes, efectuamos sendas sesiones de conjunto, de mucha información, de amplio intercambio con varios ministros sobre sus esferas y otros temas político-ideológicos, que concluyeron con un informe acerca de la intensa actividad internacional desplegada por nuestra Asamblea Nacional en la pasada Legislatura.

Pero si utilicé el término satisfacción no fue solo por el valor intrínseco de toda la información recibida, tan importante para el papel que nos toca desempeñar a los diputados como representantes del pueblo, sino por la amplísima y responsable participación de mis compañeros de escaño en esta primera faena en común, lo cual constituye excelente credencial de lo que será este mandato.

Para un Parlamento como el cubano, fruto de unas elecciones donde el pueblo, primero postuló a sus 601 candidatos mediante sus organizaciones de masas, y luego los eligió por aplastante mayoría en votación secreta, y en el que casi la mitad de sus miembros son a su vez delegados de base, dice mucho que en estas primeras jornadas se hayan producido en plenaria 78 intervenciones de diputados (sin contar las cerca de 400 que se realizaron en comisiones solo para opinar sobre el proyecto de Ley Forestal aprobado ayer).

Dice mucho también que fueran los nuevos, los elegidos para esta Legislatura, quienes llevaran el peso de esas intervenciones, porque es un buen indicador de la calidad presente en la composición de la Asamblea, que no lo da, por supuesto, el simple hecho de hablar, sino la profundidad en las preguntas y criterios formulados, el aporte de experiencias de sus localidades, la preparación que demostraron en el uso de la palabra.

Finalmente, dos anécdotas:

El diputado Teobaldo de la Paz trasmitió sus criterios acerca de la importancia de que esta legislación sea divulgada entre los campesinos que viven en áreas forestales para que, por desconocimiento, no incurrieran en violaciones. Y ¿quién es Teobaldo? Un humilde y destacado trabajador de servicios comunales en Bayamo.

Por su parte Francisco Guilarte, de Guantánamo, antes de opinar, trasmitió a Fidel y a Raúl, el agradecimiento por haber llegado él, un simple presidente de los CDR y delegado del Poder Popular, a diputado. Solo una Revolución como la nuestra da esta posibilidad.

Estos hechos, por sí solos, dicen mucho también de lo extraordinario e irrepetible del Parlamento cubano. ¿No creen?

 
 
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