 
La Ley Forestal reclama de una campaña de educación y
divulgación
Informó Ministro de Finanzas y
Precios sobre el resultado de las medidas de saneamiento
financiero

Raisa Pagés y Vladia Rubio
El razonamiento de que la Ley
Forestal -por muy perfecta que sea- no podrá abarcar
todos los aspectos y reclama de una campaña de
educación y divulgación ambientales, además de la
solución de contradicciones entre el desarrollo y las
necesidades crecientes de alimentos, fue el consenso al
cual se arribó ayer, en el debate de esa legislación
durante la primera jornada del primer período ordinario
de la V Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder
Popular.
Una reflexiva intervención del
Comandante en Jefe Fidel Castro se produjo en la sesión
matutina, cuando ya se habían escuchado las
preocupaciones y opiniones de más de 20 diputados en una
discusión que promovió poco más de 30 intervenciones
en total, antes de aprobarse la Ley Forestal por
unanimidad.
Fidel reconoció como un acto de
cubanía la propuesta del diputado guantanamero, Pedro
Lores Quiala, de incluir en el proyecto un tratamiento
especial a la Palma real, criterio que luego se
reiteraría por otros parlamentarios.
El líder de la Revolución
explicó que le dolía el derribo de palmas, pero que
comprendía que a veces era necesario hacerlo como en las
arroceras o campos de caña, cultivos que por su nivel de
tecnificación recaban de la demolición de esos
árboles, lo cual genera un conflicto entre la
protección de la naturaleza y la necesidad de producir
alimentos.
Recordó cómo a principios de la
república, muchos de los centrales azucareros
norteamericanos utilizaban árboles de maderas preciosas
como combustible en las calderas de los ingenios.
Refirió que, cuando desandaba
montañas, observaba cómo los campesinos, al no disponer
de medios, quemaban árboles para desmontar un terreno,
lo preparaban y después eran desalojados por los
latifundistas. Luego esas zonas se convertían en las
llamadas pelúas, lugares deforestados llenos de
malezas y enredaderas.
Acercando su exposición a
situaciones actuales, dijo que ahora el problema está en
la necesidad de que las montañas no queden despobladas y
a la vez se conserven sus recursos boscosos.
Elogió el esfuerzo colosal del
Plan Turquino para repoblar las serranías, recuperar el
café y buscar prácticas agrícolas que preserven los
intereses económicos, productivos, sociales y
ambientales de esos ecosistemas montañosos.
Expresó que la Ley no puede
resolverlo todo, pues también es necesario hacer
esfuerzos en otras esferas que inciden en la
preservación de la naturaleza, como es la lucha contra
la incultura forestal, el delito y los rezagos de
incultura social que aún nos quedan.
Teníamos sueños desde los
primeros años por repoblar el país, afirmó Fidel quien
realizó un recuento de las campañas realizadas al
triunfo de la Revolución en la reforestación, cuando
por desconocimiento no se seleccionaron las especies
maderables adecuadas para crecer aceleradamente en el
patrimonio forestal.
Como parte de esa voluntad, cuando había
recursos, se ejecutó el hermoso proyecto de las terrazas
de Cayajabos, en Pinar del Río, que hoy se ha convertido
en el principal centro ecoturístico del país. Lo que
hicimos allí, puntualizó, era lo que soñábamos para
el resto de las montañas, pero se necesitaban muchos
recursos.
Fidel sugirió elaborar un manual
con los principios contenidos en la Ley, para que sus
principios se divulguen en toda la población. Recomendó
un proceso especial de divulgación en el campesinado de
las montañas.
Consideró que hay que evitar el
desorden, pero sin trabas burocráticas, porque hay que
combinar la aplicación de la legislación con la
responsabilidad ciudadana. El desconocimiento de la Ley
-como dijera un filósofo romano- no exime de su
cumplimiento.
Nuestro Partido rojo y comunista
debe ser, a la vez, el Partido verde de este país para
proteger a la naturaleza, afirmó Fidel al recordar cómo
la voluntad de protección ambiental surgió en el
programa de la Revolución hace más de 40 años, cuando
en el lenguaje político internacional no se hablaba del
medio ambiente.
La voluntad no faltó nunca,
señaló, pero hoy en medio de tantas limitaciones
materiales podemos hacer muchas cosas que parecían
difíciles.
Al presentar el proyecto de Ley
Forestal, el diputado Alfredo Jordán, ministro de
Agricultura, detalló los rasgos más importantes que
caracterizan esa nueva legislación y señaló que
permitirá que Cuba aumente sus recursos boscosos, con un
nivel adecuado a nuestras necesidades y perspectivas.
Tras la lectura del dictamen de la
comisión de Atención a la Actividad Productiva de la
Asamblea Nacional del Poder Popular, a cargo de Leonardo
Martínez, se inició un extenso debate que duró hasta
horas del mediodía.
En síntesis los diputados abogaron
por priorizar el tratamiento de la Palma real -símbolo
patrio- en la legislación, por controlar su
conservación sin trámites burocráticos. También se
pronunciaron contra las talas ilegales con fines de
lucro, lo cual fue censurado en sendas intervenciones de
los diputados Vilma Espín y Miguel Barnet. En el primer
caso para confeccionar muebles por cuentapropistas a
elevados precios. En el segundo, sobre las artesanías
emergentes y lucrativas, sin valor cultural alguno,
elaboradas con maderas preciosas.
La doctora Rosa Elena Simeón,
ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente,
inició la discusión del proyecto resaltando la
importancia de la aprobación de este cuerpo legal, en
momentos en que prácticas globalizadoras de naciones
poderosas, como los Estados Unidos, incumplen los
acuerdos de la Cumbre de la Tierra y la Cumbre de Kioto.
Definir bien el concepto de especie
forestal, así como la aclaración de que se pueden
cosechar alimentos en la montaña mediante las técnicas
de silvopastoreo, fueron aspectos que matizaron el debate
parlamentario.
Ricardo Alarcón, presidente de la
Asamblea, indicó que parte de los planteamientos estaban
recogidos en la Ley, según indicaron posteriormente
especialistas que laboraron en la confección de ese
cuerpo legislativo.
Recomendó la creación de una
comisión que revisará nuevamente el texto para incluir
algunas propuestas y modificará estilos de redacción en
la definición de los bosques. Aclaró que la Ley no
aborda todo el marco normativo que deberá establecerse,
posteriormente, con otros instrumentos legales, emitidos
por los ministerios involucrados en la aplicación de la
Ley.
NADIE PUEDE NEGAR QUE HEMOS
AVANZADO EN ESTOS CUATRO AÑOS
Al presentar el informe sobre el
resultado de las medidas de saneamiento financiero
aprobadas por la Asamblea Nacional, el ministro de
Finanzas y Precios, Manuel Millares, afirmó que para
lograr un análisis realista de tales saldos no pueden
desconocerse las complejas y difíciles circunstancias en
las que Cuba libra su heroica y trascendente batalla
frente al bloqueo de los Estados Unidos y la pérdida de
sus tradicionales mercados externos por la desaparición
de la URSS y del socialismo en los países de Europa.
Como se ha dicho en otras
oportunidades, recordó, pocos países, si alguno, han
debido enfrentar en dos ocasiones la total reorientación
de su comercio exterior en el corto período histórico
de 30 años. Apuntó que entre 1989 y 1993 el monto de
las exportaciones cubanas se redujo en un 80 por ciento,
se perdieron los precios y otros términos justos de
intercambio, desaparecieron los créditos para el
desarrollo y quedaron sin efecto los programas de
integración económica con los países que habían sido
socialistas.
Señaló que de improviso hubo que
salir a buscar nuevos mercados para nuestras
exportaciones, enfrentando los precios deprimidos del
azúcar y el níquel; a lo cual se unieron las
dificultades en la obtención de créditos en los
primeros años de esta década.
En 1993, detalló, el Producto
Interno Bruto resultó un 35 por ciento menor que el
alcanzado en 1989. En las economías capitalistas,
comentó, la solución hubiera venido dada por las
recetas neoliberales pero en nuestro caso había que
preservar en tales circunstancias la política de
justicia social, esencia misma de la Revolución y factor
formador de nuestra conciencia solidaria.
Ante tales circunstancias, el
dinero a disposición de la población se expandía de
manera creciente, en condiciones de una escasa oferta de
productos y servicios; ello provocó un desmesurado
aumento de los precios en el mercado informal, que no
podía contener por sí solo el mercado estatal de
precios, donde muchos productos están subsidiados.
Millares planteó que, en
consecuencia, se tomaron las decisiones menos gravosas
para la población y que cada una de las medidas
adoptadas se sometió previamente al debate popular. Se
evaluaron más de medio millón de planteamientos, lo
cual resultó decisivo para lograr el apoyo de las masas.
Llamó la atención sobre que, de
no haberse adoptado el programa de saneamiento, la
liquidez habría continuado ascendiendo a ritmos
crecientes hasta registrar a fines de 1994 más de 3 000
millones de pesos por encima del saldo que realmente
resultó solo siete meses después de la aplicación
paulatina del programa.
Por tanto, su efecto debe
calcularse, explicó, por lo que redujo el saldo de
liquidez más lo que evitó que se incrementara en caso
de no aplicarlo. Al cierre de junio último se había
reducido la liquidez de la población en 2 427 millones
de pesos, aunque los ingresos personales crecieron.
Refirió que el sistema tributario,
desde su aprobación en agosto de 1994 por el Parlamento,
ha permitido captar más de 1 200 millones provenientes
directamente de la población, coadyuvando a que el
Presupuesto haya dejado de incrementar el efectivo en
manos de los ciudadanos.
Paralelamente, abundó, fueron
desarrollados diferentes sistemas de estimulación -hoy
benefician a 1 100 000 trabajadores- con el fin de
promover incrementos de producción y productividad,
priorizando los sectores generadores de divisas o que
tienen un mayor grado de aseguramiento de las materias
primas y del mercado.
Informó que se ha reducido de
manera notable la tasa de cambio del peso cubano frente
al dólar en el mercado informal: de 150 por uno, en
1994; a 19 ó 21 pesos por dólar en la actualidad,
en el mercado de cambio de CADECA.
Reconoció que estos resultados
reflejan asimismo otras medidas adoptadas por el Gobierno
en estos años, aunque las contempladas en el Acuerdo 24
de la Asamblea en su IV Legislatura han sido decisivas.
Respondiendo al rechazo popular a
quienes se enriquecían de manera indebida, Millares
refirió que mediante el Decreto-Ley 149, de mayo de
1994, se han confiscado bienes por valor de 377,5
millones de pesos, a los precios del mercado, que
incluyen 163 600 dólares, destacándose la recuperación
a favor del Estado de viviendas, autos, ómnibus,
embarcaciones y efectos electrodomésticos, entre otros
bienes.
El Ministro alertó que en el
presente, la liquidez necesaria para las operaciones
mercantiles de la población ha aumentado en relación
con 1994. Las posibilidades de una mayor reducción de
esta liquidez, señaló, han estado restringidas por las
limitaciones en el volumen y estructura de la oferta de
bienes y servicios. Además, la disponibilidad de dinero
en poder de las familias está menos extendida que hace
cuatro años.
En cuanto a la circulación
monetaria dual, planteó que requiere de un análisis
sistemático para no perder sus beneficios y reducir sus
efectos negativos, y a la vez destacó que se trata de
algo temporal pues la orientación económica del país
está dirigida a la recuperación sistemática y
progresiva del mecanismo de regulación económica
mediante la moneda nacional.
Abundó en que hasta nuestros
enemigos reconocen lo acertado de la política económica
cubana y destacó que todas las acciones son y serán
para salvaguardar la soberanía y principios
revolucionarios. Finalmente, enfatizó que las medidas
financieras y monetarias son únicamente elementos de
apoyo, la solución gradual de nuestros problemas
dependerá del incremento de la producción y de su
eficiencia.
Al concluir esta intervención, el
Comandante en Jefe Fidel Castro hizo una profunda
reflexión sobre la estrategia seguida por el país en la
política de saneamiento financiero, los principios de
consulta y consenso con el pueblo, las diferencias con
respecto a las recetas neoliberales y la necesidad de
buscar nuevas vías que permitan la profundización de
este trabajo, a la vez que mejorar paulatinamente los
ingresos y redistribuir mejor entre los sectores del
pueblo más necesitados.
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