"Su heroica resistencia lo inmortaliza
ante la historia".- Fidel

Abel Santamaría: segundo jefe
del movimiento de la Generación
del Centenario

MARTA ROJAS

EL 21 DE septiembre de 1953, iniciado el juicio del Moncada, se supo públicamente que Abel Santamaría había sido designado por Fidel segundo jefe del Movimiento Revolucionario que asaltó los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de ese año.

Entre las diatribas del fiscal contra Abel había dos a las cuales el Tribunal atribuía mayor importancia. Una, que entre las piezas de convicción requisadas en la Granjita  Siboney había un libro de Lenin con la firma de Abel Santamaría, por lo tanto era un comunista y el comunismo estaba proscrito en esa época en Cuba. La segunda, ignominiosa. El Fiscal le preguntó a Fidel Castro Ruz:

-¿Conoció usted el hecho de que ese Abel que usted acaba de mencionar extrajo dinero de la casa donde trabajaba para engrosar los fondos de la Revolución?

-Es una calumnia infame; la memoria de Abel Santamaría no la pueden manchar; había que conocerlo; Abel era el más valiente, el más recto, era honesto; no puede pensarse nada deshonroso de su persona. Quieren manchar su recuerdo, después que se ensañaron en él de la forma brutal que lo hicieron, para luego asesinarlo- respondió indignado Fidel, quien también declararía que Abel era el alma del Movimiento revolucionario. Luego sería más contundente con relación a los méritos de Abel Santamaría al calificarlo en su alegato La Historia me Absolverá, el 16 de octubre de aquel mismo año: "Abel Santamaría, el más generoso, querido e intrépido de nuestros jóvenes, cuya gloriosa resistencia lo inmortaliza ante la historia de Cuba" -dijo.

QUIEN ERA ABEL

Abel Santamaría era un joven militante de la juventud ortodoxa. En la primera ficha policíaca que le abren los cuerpos represivos se le caracteriza de este modo:

"Generales: Abel Santamaría Cuadrado, raza blanca. Natural de Encrucijada, Las Villas, Cuba. Hijo de Benigno y Joaquina. Edad 24 años (nacido el 20 de octubre de 1927). Profesión: empleado. Estado civil, soltero. Nacionalidad; cubana. Instrucción; sí. Vecino de la calle 25 número 164, apartamento 603, Vedado, La Habana. Señas familiares: Talla 180 centímetros. Complexión fuerte. Peso 75 kilogramos. Pelo Rubio. Ojos pardos. Cutis blanco. Señas particulares (ninguna). Especialidad criminal DESACATO Y CLANDESTINAJE DE IMPRESOS. Historial: el 16 de agosto de 1952 fue detenido en compañía de otros cuando trabajaban con un mimeógrafo la proclama subversiva titulada El Acusador, donde injuriaban al general Batista y a su Gobierno. Fueron ocupadas "miles" de las expresadas proclamas. Pertenece al Partido del Pueblo Cubano, Ortodoxo."

Puesto en libertad Abel dirigió una carta pública al comentarista radial José Pardo Llada. Escribió: "...Sí, es necesario evitar crímenes, asesinatos, que corra la sangre, en fin, todas esas cosas que nos recomiendan nuestros abuelos. Pero hasta este momento no he visto a nadie arrepentido por la sangre que corrió en el 68 y después en el 95. Al contrario, la veneramos. Tampoco he visto a nadie llorando la muerte de Antonio Guiteras. Al contrario la cantamos.

"¿Nuestro movimiento no persigue la causa más justa de Cuba republicana? ¿Entonces, por qué tanto cuidado? ¿Lo tuvo Batista cuando su cerebro letrino engendró el golpe de Estado?. Los pasivos siempre dan en segundo término.

"Hay sí que romper el pacto infame de hablar a media voz, pero hay que romperlo radicalmente, no con desmayos ni medias tintas; hay que cumplirlo, pero cumplirlo íntegramente. No hay que pedir permiso para hacerlo.

"Su voz fue necesaria ayer sobre la tumba del mártir. ¿Por qué no se dejó escuchar atronadora, ensordecedora, limpia y clara, de abajo a arriba, con esas verdades que todos queremos oír, y que en este momento más que nunca esperamos?

"...Basta ya de pronunciamientos estériles, sin objetivos determinados. Una revolución no se hace en un día, pero se comienza en un segundo. Hora es ya: todo está de nuestra parte, ¿por qué vamos a desperdiciarlo?"

Los propósitos de Fidel y Abel coincidían plenamente. Desde el 10 de marzo Abel, con Montané, Raúl Gómez García y otros compañeros se juntaron para idear hacer cosas. Uno de los primeros frutos fue la publicación del periódico "Son los mismos". Todavía Abel no había tenido un contacto con Fidel. Ocurriría el 1 de mayo de 1952 durante un acto de recordación del asesinato (en el gobierno de Prío) del obrero Carlos Rodríguez. Fidel se había presentado como acusador para desenmascarar a los asesinos amparados por el 10 de marzo. La presentación de Fidel y Abel la hizo Jesús Montané quien lo ha recordado así:

"Después de celebrado el acto nos quedamos conversando Abel, Fidel y nosotros. Muy pronto se estableció una animada y amigable charla alrededor de los acontecimientos políticos del país. Estuvimos de acuerdo en que algo había que hacer para combatir el régimen dictatorial de Batista. Nos lamentamos de la inercia de algunos sectores de la llamada oposición que estaban demostrando incapacidad manifiesta para presentarle un verdadero frente de combate a la tiranía. Se imponía la acción de la juventud, ante tanta politiquería y vacilaciones... Fidel nos hablaba de un médico amigo suyo nombrado Mario Muñoz, que ejercía la profesión en Matanzas, siendo además radioaficionado. Fidel pensaba pedirle que nos construyera dos planticas de radio para operarlas clandestinamente en La Habana".

De ese encuentro salió la decisión de visitar al médico en Matanzas y como el automóvil de Fidel no estaba en buenas condiciones mecánicas, le pidió a Abel que lo llevara en su carro. A partir de ese día no se rompió nunca el vínculo de Fidel y Abel y el apartamento donde vivía Abel con su hermana Haydée en la calle 25 y O se convirtió en el centro de reunión del movimiento revolucionario. El periódico "Son los mismos" se fundió en otro cuyo nombre más combativo, sugirió Fidel, "El Acusador". Tuvo una vida breve pero eficaz.

Se integró la Dirección Nacional del Movimiento, compuesta por un Comité Militar y otro Civil ambos bajo la dirección de Fidel, como segundo Abel.

SU ORIGEN Y PERSONALIDAD

Para Haydée Santamaría, su hermana y compañera de lucha "Abel era la vida misma" y su "calidad humana extraordinaria, la cualidad que sobresalía en él".

Como se sabe nació en Encrucijada y allí pasó la primera enseñanza, su padre era jefe de la carpintería del Central y él, desde los 13 años trabajó en la tienda del ingenio. No era un niño pobre. En aquel tiempo su estatus e inteligencia le habrían dado todas las oportunidades posibles en el campo de administración de negocios u otros que hubiera querido, pero Abel, como la mayoría de los combatientes del 26 de Julio encarnaba una virtud fundamental para la transformación de un hombre común en revolucionario: su generosidad y entrega para el bien de los demás.

Uno de los hechos que más llamó la atención en el juicio del Moncada fue conocer, en primer lugar por la declaración del joven abogado Fidel Castro, que el dinero necesario para la adquisición de armas, preparación de los combatientes y traslado de estos del occidente al oriente de la Isla, fue aportado por ellos mismos, vendiendo unos sus empleos, otros los muebles de su casa o los instrumentos de trabajo.

La enseñanza primaria de Abel transcurre en Encrucijada y asiste junto con su hermana Haydée y otros niños vecinos del lugar a la escuela del maestro Eusebio Lima Recio. Mas tarde Lima Recio describiría a Abel del siguiente modo:

"Aquel niño inquieto de cabellos rubios y ojos azules fue mi mejor alumno, hacía preguntas muy profundas, cuyas respuestas exigía un análisis fuera de lo común para un aula de campo, multigrado. Era el más destacado de la clase y de los actos cívicos, fue mi alumno durante cinco grados primarios a partir de 1936. Un 24 de febrero representó a un mambí y antes, el 28 de enero, había conquistado el Beso de la Patria, premio que confería el Ministerio de Educación a la mejor composición martiana en cada escuela cubana".

Aunque desde los 13 años ya Abel trabajaba en la tienda del Central, continuó superándose. Sin embargo sus inquietudes tenían poco espacio en el entorno del Central y decidió viajar a La Habana. Llegó a la capital donde se instaló con el apoyo de su primo Fito Vázquez Cuadrado. Su primer espacio fue una habitación en la azotea de una casa en la calle Virtudes 214. Tenía 19 años.

Se preparó para los ingresos en la Escuela de Comercio y en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Logró su objetivo pero empezó a trabajar en la Textilera Ariguanabo y tuvo que interrumpir las clases de Comercio porque estas se impartían de día. Viajaba a Bauta para concurrir al trabajo y por la noche asistía al Instituto. Su esfuerzo personal e inteligencia lo convirtieron en un hombre con suficientes conocimientos para ocupar otros puestos de trabajo de mayor responsabilidad. En poco tiempo es contador-tesorero de la Agencia de autos Pontiac y alquila con Haydée el apartamento de 25 y O.

Los que tuvimos oportunidad de visitar el apartamento cuando fue convertido en un museo, tras el triunfo de la Revolución, anotamos los títulos de los libros que había en su pequeño librero (no eran todos, en el allanamiento por parte de la policía, tras el asalto al Moncada se perdieron obras), por ejemplo se conservaron libros como estos: José Martí, pensamiento político, de Emilio Roig de Leuchsenring; Vida de Martí, de Rafael Estenger; Las ideas sociales y económicas de Martí, de Martínez Bello; Facetas de Martí, de Gonzalo de Quesada y Miranda; Apuntes inéditos, de José Martí; Maceo, estudio político y patriótico, de Leopoldo J. Horrego Estuch; Enrique José Varona, su pensamiento representativo, de Medardo Vitier; Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde; El cantar del Mio Cid, Don Quijote, y otras obras de literatura universal además de sus libros de texto. Algunas obras estaban subrayadas por él. En Martí, pensamiento político, Abel subrayó: "Hasta hoy no me he sentido hombre. He vivido avergonzado, arrastrando las cadenas de mi Patria, toda la vida. La divina claridad del alma alegra mi cuerpo. Este reposo y bienestar explican la constancia y el júbilo con que los hombres se ofrecen al sacrificio". Sobra el comentario premonitorio de su destino.

Pero Abel también tenía los libros de Lenin. En el propio juicio del Moncada se produce este diálogo de pregunta y respuesta con respecto al hecho:

-Dice el informe de la Policía que se le ocupó a Abel Santamaría alguna obra de Lenin, ¿puede ser cierto eso? -preguntó a Fidel, el letrado Luis Pérez Rey.

-Es posible, no lo niego, pues leemos todo tipo de libros, a quien no le haya interesado nunca la literatura socialista es un ignorante -expresó Fidel.

Los libros de Lenin que poseía Abel los había recibido fundamentalmente, de manos del doctor Nicolás Monzón, en Santa Clara. Monzón era militante comunista y Abel estaba interesado en el estudio de las ideas políticas. Dice Monzón:

`` La última visita la hizo en compañía de su madre. No volví a verlo. Lo que no olvidaré nunca es algo de lo cual hablamos una vez. Abel me decía: Doctor Monzón, nosotros vamos por diferentes caminos, pero en definitiva nos encaminamos hacia un objetivo común, por lo que estoy seguro de que un día estaremos todos por la unidad..."

ABEL EN SANTIAGO

Desde antes del 26 de julio, Abel se instaló en Santiago, permaneciendo con Ernesto Tizol en la Granjita de Siboney. A media tarde del 25 de Julio, Abel y Renato se dirigieron a la estación de ferrocarril para recibir, procedentes de La Habana a José Luis Tasende, Pedro Miret, Raúl Castro, Lester Rodríguez y Abelardo Crespo, a quienes hospedó en el hotel "Perla de Cuba", frente a la Estación. Ya Haydée y Melba se encontraban en Siboney.

Podrá parecer una anécdota sin importancia pero contribuye a conocer la personalidad de este joven. El 25 de julio Renato Guitart, junto a Haydée, Melba y Elpidio Sosa preparaban la comida para los demás compañeros, en particular querían agradar a Abel con un plato que le gustaba, pero Abel tenía un compromiso impostergable para él. Le había prometido al viejo Núñez y su esposa, un matrimonio español que vivía frente a la Granjita, llevarlos a los carnavales en su automóvil y enseñarles el Morro de Santiago de Cuba.

"Quizás no vean otro carnaval en su vida", le dijo a Haydée cuando ella insistió en que complaciera a sus compañeros y comieran juntos. "Se lo prometí y a ellos yo no puedo defraudarlos", replicó y salió en su auto con los Núñez a quienes dedicó varias horas el 25 de julio. Ahí el humanismo de Abel.

Horas más tarde, antes de partir al combate pidió la posición de más riesgo: la posta 3 del Moncada. Fidel opinaba que un compañero como Abel, segundo jefe del movimiento, debía preservarse por si él -como Jefe- caía en combate. Disciplinado aceptó una posición de retaguardia, en el antiguo Hospital Civil Saturnino Lora.

Antes de partir de la Granjita Siboney, tanto Fidel como Abel les hablaron a sus compañeros: "¡Jóvenes del centenario del Apóstol, como en el 68 y en el 95 aquí en Oriente damos el primer grito de LIBERTAD O MUERTE¡", resumió Fidel en su arenga y Abel dijo: "Es necesario que todos vayamos con fe en el triunfo, pero si el destino nos es adverso, estamos obligados a ser valientes en la derrota porque lo que pase en el Moncada se sabrá algún día, la historia lo registrará y nuestra disposición a morir por la Paria será imitada por todos los jóvenes de Cuba, nuestro ejemplo merece el sacrificio y mitiga el dolor que podemos causarles a nuestros padres y demás seres queridos. ¡Morir por la Patria es vivir¡".

 
 
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