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Santiago Alvarez
Adiós, en sus 79 primaveras
Toni Piñera
En sus 79 primaveras se ha apagado la sonrisa del "rey Santiago" -como lo bautizó hace poco un colega-, pero no la obra del cronista que supo, cámara en mano, abrir nuevos caminos al género documental, ese que cultivó con devoción, rompiendo tabúes y poniendo en alto una época en Revolución.
No por azar, el crítico brasileño Amir Labaki en la introducción de su libro El ojo de la Revolución, el cine urgente de Santiago Alvarez expresa: "Durante más de tres décadas Santiago Alvarez ha sido el ojo de la Revolución. El carácter esencialmente militante de su cine le hizo desde siempre ganar con la misma fuerza admiradores y detractores, según la posición que se tuviese para con la Revolución instaurada en el poder en 1959".
Decano de los documentalistas cubanos, fundador del ICAIC, y director durante más de 30 años del Noticiero que entretenía mientras informaba, deja en el celuloide las huellas de sus andanzas por el mundo. Pero sobre todo las de la epopeya del hombre de su tiempo, luchando por la justicia en cualquier lugar, con ese estilo peculiar y clave en su obra de utilizar sin prejuicios un collage de materiales de imágenes y sonidos.
Y aunque se puedan encontrar puntos de contacto de su obra con la de Dziga Vertrov, no es hasta la década de los 70, cuando ya mucho había filmado, que conoció el trabajo del cronista de la revolución rusa. Roman Karmen, Jori Ivens, Chris Marker, y muchas otras técnicas se combinaron en la búsqueda de una personalidad cinematográfica que luego encontró su plena cubanía.
De sus orígenes, el propio cineasta escribió para la revista francesa Cahiers du cinéma que podría haber sido médico, vocación de su primera adolescencia. Y tan fue así que estudió dos años de Medicina en la Universidad de La Habana. Pero sus padres no pudieron costearle aquellos estudios y "me fui para los Estados Unidos, en busca de nuevos horizontes. Trabajé de lavaplatos en Brooklyn y de minero en un pueblito de inmigrantes italianos cerca de Filadelfia. Fui testigo directo de un modo de vida donde el negro, el puertorriqueño y el chicano eran discriminados totalmente...".
Hacia 1950, Santiago Alvarez fue uno de los fundadores de la Sociedad Nuestro Tiempo, que reunió a lo más progresista de la intelectualidad cubana. Después llegaría el cine compartido al igual con una intensa militancia revolucionaria, practicada hasta su muerte. Unas palabras de Enrique Núñez Rodríguez lo destaca: "Detrás del lente, en cada oportunidad, está la pupila alerta de un artista y el corazón abierto y comprometido de un revolucionario".
Un proyecto no concluido y en el cual trabajaba actualmente se titula Los hombres que conocí, con alrededor de 50 entrevistas de personalidades, líderes políticos, encabezados desde luego por Fidel, entrañable amigo con el que compartió y recorrió los más disímiles parajes de una geografía solidaria, todo ello grabado para la historia. "En las pupilas de Fidel el lente acucioso de nuestra cámara ha descubierto una y otra vez la sensibilidad humanista de un hombre que no ha dejado de soñar -¡ni dejará de hacerlo jamás!- los sueños de libertad de los oprimidos", solía decir.
Y cuando le preguntaban cuáles obras le acompañaban más en el afecto, contestaba: "79 primaveras y Mi hermano Fidel. Cuando las vuelvo a ver, yo mismo me emociono...".
PREMIOS Y APLAUSOS POR DOQUIER
Viet Nam e Indochina constituyeron un hito en su carrera, en 14 viajes a esa región filmó 11 documentales que le dieron la vuelta al mundo. El Festival Internacional Cinematográfico de Leipzig (antigua RDA) fue desde principios de los 60 una alta tribuna donde se dieron a conocer a los documentalistas cubanos. Allí fue miembro de honor del encuentro desde 1979 y ganó cinco Palomas de Oro.
Director de 1 500 ediciones del Noticiero ICAIC -más de 600 realizadas por él mismo-, y creador de clásicos como Now, Hanoi, martes 13, La estampida, Quemando tradiciones, LBJ, Huracán Flora, Abril de Girón..., sabía que para ser un buen documentalista, había que ser primero un buen periodista. "Quizás la razón esté en que siempre he creído que si algún oficio exige imaginación, ese es el periodismo. Y para descubrir la realidad hay que tener mucha imaginación", dijo en una oportunidad.
Durante su fructífera vida, Santiago nunca olvidó una frase de su padre: "¡Haz bien las cosas, aunque no te gusten; haz las cosas con pasión!". Esa fue su máxima. Un día de confesiones con este periodista, contó que en la mayoría de sus filmes no utilizaba un guión previamente elaborado, lo cual no excluía algunos apuntes. Dejaba que los acontecimientos, los imprevistos, las analogías, lo sacudieran intensamente.
La agudeza de la mente y la sensibilidad creadora escribieron luego en imágenes su percepción de los hechos, su actitud ante ellos, sin temor a la zambullida apasionada y sin conocer de horario en cientos, miles de pies de películas.
Enfermo y con una edad en que algunos piensan quedarse anclados en el sitio en que los atrapa ese tiempo, Santiago siguió dando el esquinazo, levó anclas detrás del rico e inquieto tiempo que vivimos, con el cine como escudero. Así hace poco apareció su último trabajo, La isla de la música, todo ritmo en 49 minutos de proyección, realizado con un pequeño equipo de colaboradores y pocos recursos. Un fresco musical repleto de cubanía que deja también para la historia.
Cronista de la Revolución Cubana, Santiago nació al cine precisamente con ella, en la cual reconoce una gran influencia sobre su obra, compartida con Martí. Por eso, cuando un día le preguntaron ¿por qué hacía cine?, respondió: "Fue una necesidad ética que sentía dentro de mí, de expresar mi dolor y angustias ante la triste realidad de un mundo convulsionado. Mediante el contagio permanente de una Revolución creadora que nos estimula, nació y se desarrolló también un espíritu estético-creador que hubo de concretarse en centenares de noticieros y documentales que comencé a realizar cuando había cumplido ya la edad de 40 años... No nací cineasta, sino que aprendí a serlo".
Su cadáver está tendido en la funeraria de Calzada y K, Vedado, y su sepelio será mañana viernes a las 10 de la mañana.