CULTURALES

Teatro Estudio, 40 años en escena

Raquel, Vicente y los 3 tiempos


Jorge Ignacio Pérez

Teatro Estudio, nombre que indica su esencia, posee una larga historia y es uno de los pocos grupos en activo establecidos con el triunfo de la Revolución, que ha explorado en diversas técnicas y trabajado sobre el repertorio universal, desde una posición lo mismo clásica que renovadora.
Ayer Teatro Estudio cumplió 40 años de fundado.
A finales de 1991, justo por la época en que ocurrió cierto reordenamiento estructural en las compañías de teatro -todavía un tema polémico hoy, por cierto, pues algunos opinan que aquel reajuste extinguió importantes compañías y con ellas un valioso repertorio-, en Teatro Estudio ocurre una escisión y quedan dos grupos independientes, uno con el nombre original y otro con el de Hubert de Blanck, el mismo de la conocida sala de la calle Calzada que actualmente ofrece una programación regular y variada.
Raquel y Vicente, dos personajes del teatro que no abandonan el viejo oficio de representar obras.
Este diario se interesó por las memorias de los hermanos Revuelta -Raquel y Vicente-, gestores de Teatro Estudio, a quienes hallamos en la Casona de Línea y la calle D, en el Vedado, llenos de ilusiones y haciendo teatro o, más que eso, estudiándolo aún. Pero quedemos con ellos:
RAQUEL
La idea fue de Vicente. Teatro Estudio comienza siendo una escuela. Primero con Stanislavsky, después pasamos a Brecht y luego a Grotowsky, Barba y las nuevas tendencias. Yo me quedé con Stanislavsky y con Brecht. (...) Al principio éramos muy pocos, creo que siete. Del comienzo quedamos vivos Rigoberto Aguila, Sergio Corrieri, Vicente y yo. (...) Yo estrené ese teatrico como actriz, el Hubert de Blanck, con una comedia, Hechizado, una obra norteamericana. Después pusimos Juana de Lorena, con la que surgió la idea de Teatro Estudio.
¿Qué ha disfrutado más, la actuación o la dirección? Me interesa todo en el teatro. Si estoy actuando no lo disfruto tanto precisamente por la entrega hacia el público. El disfrute me viene más en la dirección.
¿Pero la actuación le dio mucha fama? No tanto en teatro como en televisión. Doña Bárbara es un personaje interesantísimo, como símbolo, como tormento... lo que a veces se trata muy superficialmente y parece que ella es la mala de la película. Me gustó mucho trabajar en Doña Bárbara
.
¿Y sobre la escisión de los 90? No fue tal escisión en el sentido de un grupo. Yo me fui del Hubert de Blanck porque allí había mucha gente, demasiados actores y las obras se quitaban muy rápido de cartelera. Fue una decisión personal.
El teatro que se hace ahora... Aunque Vicente no quiera hacer más versiones de los clásicos, no estoy muy de acuerdo con esto. La gente que tiene 20 años no ha visto Galileo, por ejemplo. En el Pre se enseña a los clásicos, ¿pero cuándo se representan? No pido hacer un clásico con todo el rigor con que lo hacía en sus inicios el Teatro Universitario, pero me gustaría que se trabajen textos que les lleguen a la gente...
Este año voy a montar Doña Rosita la soltera, quiero estrenarla en julio, ya que para esa fecha tendremos una sala que se está construyendo aquí para 160 espectadores, además de una sala de ensayo, en el cine Olimpic, que se supone sea en el futuro la sede permanente de Teatro Estudio. Siempre estoy empezando, creo que eso es bueno.
VICENTE
Teatro Estudio empezó con un grupo de actores que ya eran reconocidos por el público. Partió también de los restos que quedaron de otras compañías como el Patronato del Teatro, y de la "época de las salitas".

Después surgió, pensando en el público de aquella época, la necesidad de hacer un teatro que fuera, digamos, de dimensiones socio-políticas, y otro experimental -así le llamamos- que se ponía los martes y miércoles. Llegamos a abrir un taller, en Marianao, que duró más de un año, del que salieron escenógrafos y técnicos de luces, entre otros.
Al cabo de estos 40 años, me doy cuenta de que Teatro Estudio tiene una experiencia cíclica: siempre ocurre la necesidad de investigar. Como estoy imbuido de ese deseo de experimentar otras formas teatrales, decidí, junto a un grupo de muchachos, realizar un experimento, que de cierto modo recuerda los inicios de Teatro Estudio. Este espec-táculo que estamos montando (Café Brecht) pretende ser un proceso sobre el autor, que incluye la reacción del público. Fundamentalmente estamos trabajando sobre la obra de Brecht, despedazándola en el mejor sentido de la palabra, haciéndole una biopsia para descubrir otras posibilidades.


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