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King no se eclipsa
ROLANDO PEREZ BETANCOURT
Autor de historias que dieron origen a recordados filmes de terror de los años 70 y 80, el Ste-phen King de Eclipse total es un escritor menos efectista y más maduro en lo que respecta a la composición de personajes como elemento esencial de su trama de suspenso. Atrás parecen haber quedado los tiempos de los cuchillos temblorosos desgarrando la piel hasta el hueso y los espeluznos madurados en noches de plenilunio. Ya en Misery el prolífero artesano del policíaco había dado muestras de poder remontar vuelos mayores, haciendo reflexionar así a una crítica que lo arrinconaba contra las cuerdas reprochándole sus malabarismos para reiterar fórmulas dramáticas.
Aunque debutó en el cine en 1971, Kathy Bates es sobre todo una gran actriz de teatro. En la pantalla se movió en papeles secundarios hasta que ganara el Oscar por su desempeño en Misery. Desde entonces algunos directores que a última hora prefirieron una cara bonita en lugar de su presencia, se arrodillan ante ella.
Eclipse total, también un best seller llevado en esta ocasión a la pantalla por el hasta ahora poco sorprendente Taylor Hackford, además de moverse hábilmente en las cuerdas del suspenso psicológico, trae la particularidad de hacerlo con unos trasfondos humanos de excelente composición. Aquí el tejido de la incógnita criminal y el drama madre-hija se imbrican y se enriquecen paulatinamente hasta alcanzar ese clima del desenlace al que se llega con el impulso de una tragedia griega.
Para que un filme de este tipo cuaje como dictan las reglas, es necesario que todos los requisitos del suspenso se integren con efectividad: guión, actuaciones, música y fotografía, esta última realizada en un escenario puesto en función simbólica del espacio que ha mantenido separadas a las dos mujeres por más de quince años. Madre e hija marcadas por los fantasmas de la neurosis y tan bien representadas por Kathy Bates y Jennifer Jason Leigh. La primera toda una dama para estos papeles de retorcimientos interiores y la segunda haciendo una variación muy efectiva para personajes de este tipo, que una vez tras otra reclaman de ella los productores.
Es cierto que al cierre el recurso de la hija jugando el papel de la abogada que en tres minutos todo lo resuelve pudiera parecer un poco simplista. Pero no hay que olvidar que el autor de la historia situó su trama en un pueblo con características muy particulares, de manera que los resortes pueblerinos que aquí se sub-rayan desde un comienzo sirvan de justificación para el desenlace legal, algo que no hubiera podido fundamentar King en una gran ciudad, con todo y ser la muchacha una especialista del reportaje policíaco.
Para los amantes de un género tan buscado como reiterado en fórmulas taquilleras, un filme como Eclipse total no deja de ser una esperanza en cuanto a que no todo ha sido dicho.