 ¡Ecos de Maracaibo..!
Tamara Esteri

RAFAEL PEREZ VALDES
Hasta
ahora solo una espadachina ha puesto la bandera cubana en el punto más alto de una Copa
del Mundo.
Lo hizo este año, en Ipswich (Gran Bretaña); y es bueno, para
evitar confusiones, que el lector recuerde que no estamos refiriéndonos a los campeonatos
mundiales.
Se llama Tamara Esteri, y la acompaña una historia interesante, en
la cual debió valerse de su voluntad.
¡Y ahora no tuvo el derecho de tirar individualmente en los recién
clausurados Juegos Centro-Caribe de Maracaibo!
Esa fue una de las cosas particulares de la esgrima (que ganó las
diez medallas de oro), lo cual en realidad no es nada "malo", sino una señal
del poderío cubano en algunas armas: el reglamento solo permite a dos competidores por
país; y esa responsabilidad la tuvieron al parecer justamente Miraida García (monarca
mundial) y Zuleidis Ortiz (subcampeona).
Algo parecido ocurrió con los campeones mundiales de espada...
Se trata de una capitalina de 30 años (cumplidos el lunes) que
practicó florete desde 1979 hasta septiembre de 1984, cuando, sin muchas ganas, pasó a
la espada. El primer buen golpe fue rápido: la llegada de 1987 la dejó como campeona
individual en los Juegos Panamericanos de Indianapolis. Luego de algún que otro mal
momento deportivo y personal parece haber salvado su ya longeva carrera, y en ello no
quiso dejar de agradecer la confianza de los entrenadores Pedro Enrique y Ramón Loyola.
Y es que ni siquiera, tras Maracaibo, ha terminado su año
deportivo: todavía queda el reto del Campeonato Mundial, a montarse en octubre, en Suiza,
del cual también nos hablará.
-¿Qué enseñanzas o emociones te dejó el triunfo en la Copa
del Mundo?
Pensé, o reafirmé, que se puede llegar a vencer. Yo nunca había
ganado así. Tuve que imponerme en siete asaltos para llegar al oro. Esa competencia no
tuvo tantos participantes como otras, pero a mí me tocaron rivales muy difíciles, como
la alemana Bokel, la primera del ranking mundial; antes una japonesa muy fuerte, y
Milagritos Palma en el pase al oro. La final fue contra una austriaca.
-¿Cómo defines a la esgrima de Tamara Esteri?
Déjame ver... porque no soy atacadora, ni paradora. Más bien
mezclo acciones y soy contratacadora, pero vario la táctica mucho.
-¿Qué ha sido lo más difícil en la esgrima?
Los problemas que he tenido... Mi mamá falleció en febrero, de
cáncer. Pedro Enrique, mi entrenador, llegó a pensar que yo no me recuperaba. Una semana
después del fallecimiento gané el campeonato nacional.
-Tengo entendido que ella significó un gran apoyo.
Me ayudó mucho, en muchas cosas, incluido el momento en que trataba
de reincorporarme a la preselección nacional, con la cual entrenaba en calidad de
invitada, es decir, sin las mismas facilidades. Es por eso que cuando gané me puse
contenta por el triunfo y triste por la ausencia de mi madre.
-¿Cuál ha sido el principal cambio que has tenido?
Un cambio espiritual, realmente profundo que ha influido
favorablemente en mí. Lo necesitaba después de haber pasado tantos trabajos. También he
eliminado la creencia en cualquier superstición. Y es que tu vas a casa de alguien y te
dice: "ten cuidado con esto, con lo otro". Uno se pone a la defensa,
desconfiado. He dado un cambio.
-Nos falta hablar del ya cercano campeonato mundial.
Pienso que pueda hacer un buen papel si me lo propongo, y estoy
deseosa. Creo que puedo llegar en forma si me pongo para las cosas. Me parece que todas
estamos bien, tanto para la competencia individual como para la de por equipos. Este año
le hemos ganado a Francia, que tiene un gran equipo. Lo que puede influir en un momento
dado es el factor psicológico. |