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La Conchita alejando el apagón
RONAL SUAREZ RAMOS
LAS POTENCIALIDADES del Programa de Ahorro de Electricidad en Cuba (PAEC) comienzan a hacerse tangibles, sobre todo allí donde la racionalidad en el uso de tan costoso e importante recurso se apodera de la gente.
La construcción de este compresor a partir de una unidad de nevera que se encontraba ociosa, permite ahorrar 34 kilowatts-hora en el fechado de envases.
Y aunque a los efectos de garantizar el desarrollo y crecimiento del país, de contribuir a eliminar o reducir el apagón que sufrimos todos, cuentan desde el pequeño bombillo hasta el más gastador equipo, es evidente que en el sector industrial se encuentran las mayores reservas para ponerle coto al malgasto.
Así lo comprobamos en la Empresa de Conservas de Frutas y Vegetales La Conchita, una entidad pinareña que este año tiene planificado consumir 684 megaWatts para producir 7 169 toneladas en sus cuatro fábricas y tres talleres y donde el PAEC tiene nombre y apellidos.
"Desde que se conoció el Programa, el Consejo de Dirección acordó realizar un estudio en cada establecimiento, dirigido a determinar todo lo que se podía hacer para rebajar el consumo eléctrico", expresa el ingeniero Enrique Pita, responsable del área energética.
"Una vez definido el plan de acción, se aplicaron las primeras medidas: reducción del horario de bombeo de agua desde el pozo que surte a la fábrica; cambio de un compresor que consumía 37 kiloWatts-hora, por uno que no pasa de tres y realiza la misma función, así como la eliminación de las luces innecesarias".
El ingeniero Pita se muestra satisfecho cuando afirma que solo con estas y otras acciones secundarias, se ha rebajado el índice de consumo en 51,7 megaWatts-hora durante el primer trimestre, en relación con igual etapa del pasado año.
La empresa se dispone a costear un proyecto para eliminar las tendederas que en la fábrica El Gallito, de Candelaria, facilitan el servicio a cerca de 20 casas, un problema viejo que al ser resuelto permitirá economizar unos 15 000 kiloWatts anualmente.
Rogelio Hernández, mecánico industrial de la fábrica La Conchita, abundó sobre una de las principales racionalizaciones realizadas hasta el momento.
"Aquí tenemos un compresor grande que se usa en la producción de crema de guayaba, pero también se utilizaba para el fechado de los envases de los productos destinados al turismo.
"Nos dimos cuenta de que estábamos despilfarrando electricidad y con una unidad de nevera que se encontraba ociosa hicimos un compresor más pequeño para emplearlo en el fechado. Por ese concepto se ahorran 34 kiloWatts-hora", afirma.
Roberto Villar, además de laboratorista, es secretario de la sección sindical de La Conchita y piensa que los trabajadores van ganando conciencia de la necesidad de ahorrar tan importante energía.
"En la asamblea por la eficiencia económica revitalizamos una comisión de ahorro integrada por obreros de distintos departamentos, que específicamente se encargan de que no haya una luz innecesaria, o una llave botando vapor. También los custodios se mantienen al tanto de estos aspectos y la administración ha fraccionado el plan de manera que se conoce lo que se puede gastar cada día y hay un chequeo constante para no pasarnos de lo previsto y consumir lo mínimo durante el horario del `pico'. En definitiva, a todos nos conviene que no haya apagones", dice categórico.
"La fábrica La Conchita, establecimiento que da nombre a la empresa, tiene un bien ganado prestigio por la eficiencia de su área energética, con calderas que cuentan con todos sus aditamentos, la instalación de magnetizadores de agua y fuel oil y la emulsión de este combustible, todo en función de la mejor combustión y el ahorro de portadores energéticos.
El ingeniero Pita considera que en materia de ahorro eléctrico todavía se puede hacer mucho más: "A veces desamalgábamos toronja hasta las nueve de la noche; ahora cuando llegan las seis de la tarde paramos y continuamos al día siguiente. Contribuimos así a que muchas viviendas puedan contar con el servicio eléctrico", ejemplifica.
Lo ahorrado en el primer trimestre es un buen comienzo y ratificación de que el PAEC puede medirse en cifras y favorecer también el mejoramiento de la calidad de la vida, si todos contribuimos a alejar el apagón.