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El "ciclón" de Los Arabos


VENTURA DE JESUS

UN RUMOR de asombro se extendió por el CAI Mario Muñoz cuando Onel Suárez, presidente de la CPA José Martí, contó la hazaña de Nelson Rodríguez. Hasta ese día el legendario machetero había sido un mito difícil de descifrar y se le atribuían muchos menos méritos de los que en justicia le correspondían.

La comprensión y el apoyo de Lázara y sus hijos son fuerte estímulo.

Cuenta Onel que en la zona a la gente le costaba creer que de verdad cortara tanta caña como se decía. Pero una oportunidad accidental dejó satisfecho a todo el mundo de las credenciales de machetero largo de Nelson. "Muchacho, se nos quema un campo de caña y solicitamos la cooperación de la CPA vecina, la Gabriel Valiente, a la que pertenece Nelson. Los macheteros llegaron con el sol afuera y se pegaron de pareja. El arrancó solo y a las once de la mañana ya había tumbado dos carretas de 700 arrobas cada una. Siguió cortando y cuando terminó tenía 2 000 arrobas en el piso. Y nada de cuento, porque hubo quien le clavó la vista todo el tiempo y la caña se pesó al final. Ese hombre es una combinada humana. Con él no se puede emular, hay que medirlo con él mismo. Y lo más llamativo es que tiene su paso, sin arrebato".

"El dice que no hay ocupación en el mundo tan sedante como cortar caña, pero yo te aseguro que eso no tiene precio. Yo fui machetero durante 24 años y nunca me adapté. Es el trabajador a quien más difícil resulta llevarle hasta el agua fría".

EL COLMO DE LA ALEGRIA

Si es acertada mi proposición, Nelson Rodríguez Rodríguez, de la CPA Gabriel Valiente, en el municipio de Los Arabos, es el machetero de más alta productividad en el país.

Al cierre de marzo tenía 120 000 arrobas de caña cortadas con un promedio diario de 1 600. De modo que todos los días hace su norma más de cinco veces. Cuando se le pregunta la causa de su obstinado apego al oficio de machetero, responde con primitiva simplicidad. "Yo amo la caña".

Nelson tiene 44 años de edad y esta es su zafra número 29, en la que piensa completar los 3 000 000 de arrobas de por vida. A su juicio hay tres requisitos básicos para ser un machetero "largo": aprovechar la jornada, tener destreza y la resistencia física. "Una gente liviana si se pega bien se va de las mil arrobas en el día", asegura.

Aunque la lima no lo "acompañe", Nelson aprovecha bien el tiempo.

Con ese fundamento, le hacemos la observación, descarta la herencia familiar, un aspecto nada irrelevante. El puso la mano sobre el puño de su mocha, la segunda que utiliza en esta contienda, y apreció las virtudes de su padre, un hombre que también sentó cátedra en eso de cortar caña.

"Fue él quien me enseñó. Siendo yo muy chiquito el viejo me montaba detrás de él en el caballo y me llevaba para el corte. Entonces se cortaba y se hacía la pila. Viéndolo a él aprendí a agarrar la cepa, y hasta tirar el machete.

"Por eso cada vez que me siento con razones para estar contento, la felicidad no es completa hasta que no lo saben los viejos. Ellos son el colmo de mi alegría".

APROVECHANDO LA BRISA

El día de nuestra visita a la CPA Gabriel Valiente, en Los Arabos, amaneció soleado y fresco. Apenas habían salido los primeros rayos de sol y ya Nelson tenía unas 500 arrobas cortadas. "Me acuesto temprano y ya a las 4:00 a.m. me tiro de la cama. Hay que aprovechar la brisa de las primeras horas del día".

-¿Y no te sientes agotado después de casi 100 días de zafra?

"Los primeros días son los más malos, a uno le duele todo el cuerpo. Pero en la medida que avanza la zafra se le va cogiendo la vuelta a la caña. De todos modos a partir de ahora se agota el cuerpo. Por ejemplo, me está dando como un corrientazo en el brazo derecho que solo se quita cuando llevo un rato cortando, aunque en realidad lo que más duele es que la lima no me acompaña".

Nelson cortó en la pasada zafra 208 000 arrobas y en las últimas seis contiendas azucareras ha resultado el machetero más destacado de la ANAP en la modalidad de corte para acopio.

Esta mocha ilustre de Matanzas tiene dos hijos y regresa a oscuras a su hogar tras dejar a su paso por la plantación el bulto de caña que puede ocupar casi un vagón de ferrocarril. El día de nuestra visita al llegar a su casa, su esposa Lázara Soto Roque le leyó la carta enviada por el primer secretario del Partido en ese municipio en la que se reconocía la proeza de Nelson de haber derribado 100 000 arrobas.

Precisamente su esposa nos confesó que a Nelson lo denominan en el batey El "ciclón" de Los Arabos. "Pero es por la caña que corta, porque él es un hombre noble, pacífico. Además, tú te imaginas a alguien cortando caña todo el día y, encima de eso, genioso. ¿Quién lo soportaría?"


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