RANCHUELO.-A Galileo Galilei la Inquisición lo iba a mandar a la
hoguera cuando sentenció que la Tierra se movía. Los innovadores de la fábrica de
cigarros Ramiro Lavandero, de esta localidad, no tienen la más mínima intención de
retractarse como el famoso astrónomo y afirman que van a mantener en movimiento su
industria con equipos de los años 14 y 16 del siglo que agoniza.
Marcos.
Nadie pensó que este centro, fundado en 1920 por la firma Trinidad y Hermanos,
estuviera elaborando diariamente por encima de las 32 mil ruedas de cigarros con buena
calidad. Para entender eso hay que llegar hasta aquí y hablar con estos trabajadores de
la idea encendida y a quienes los vientos del norte no les han apagado la llama de la
entrega.
Javier Gómez es el presidente de sus 80 innovadores agrupados en tres comités:
hechura, doble envoltura y mantenimiento, seleccionados desde 1996 vanguardias nacionales.
Pablo.
Enumerar cuánto han hecho para mantener viva la industria es imposible en un breve
espacio periodístico, aunque siempre hay algunas cosas que se quedan en la mente, como la
recuperación de una humectadora Garda que prehumedece el tabaco en tercio, la cual ya no
tenía ni ariente ni pariente en el mundo. Con un cilindro de chapa de acero de 10 metros
y retoques en el intestino y carapacho, va a llegar al 2000 como si tuviera 15 años.
MARCOS SIN MARCO
En octubre de 1996 se rompió el turbo de aire acondicionado de la planta de hechura y
surgió una interrogante de parálisis total. "Eso lleva un mantenimiento de 70 a 75
días por una empresa especializada", dijo alguien y Marcos González, con sus 58
años de sabiduría y experiencia, cortó el hilo de aquella voz: "Eso lo hacemos
nosotros y en menos tiempo".
Javier.
A los 15 días ya estaba andando el aparato y acentuó aún más el prestigio de este
hombre con una larga lista de inventivas y de modestia que hacen infinita su voluntad
creativa sin un recuadro limitante.
LA BOLA INNOVADORA
Pablo Ubein Sánchez pitcheó en 10 Series Nacionales de Béisbol con los equipos de
Villa Clara, ganó 42 juegos y su promedio de carreras limpias fue tan solo de 3,21.
"Esos son recuerdos, dice, mis lanzamientos ahora son las bolas de la innovación, de
luchar porque estas máquinas no se paren".
Mecánico del área de mantenimiento, el curveador ranchuelero es un obrero que la
gente admira y quiere. "Pues nunca me doy por vencido por difícil que parezca el
problema".
Ahora en su récord personal no aparecen las victorias sobre Industriales o Santiago de
Cuba. En su hoja de anotación se lee: innovaciones destacadas en el equipo transportador
de hebra con la recuperación de rollos distribuidores. Se ha distinguido, además, en el
rescate de cardas o grantas y en la construcción de una polea al gomero de la máquina de
cigarros.
Paradójicamente con lo que pudiera significar la P de la cajetilla, las máquinas
aquí, añejas y descoloridas, no se paran. La producción continúa y, aunque al
cigarrillo le atribuyan daños a la salud, también proporciona encanto y satisfacción a
hombres como estos que viven amando su fábrica.