Industria pesquera

Vivos y frescos, una opción más

Dentro de la política de diversificación de las exportaciones esta variante, de nueva introducción, irrumpe en el mercado y con buenos augurios

EMILIO DEL BARRIO MENENDEZ

La industria pesquera trabaja en función de dos objetivos fundamentales que aparentemente difieren; pero que son en esencia una sola y misma cosa: contribuir a la alimentación de la población con sus capturas e incrementar los ingresos de divisas frescas al país.

Ambos aspectos convergen, pues las divisas son disponibilidades financieras para la compra de productos alimenticios (como la leche en polvo que se consume en el país, una parte importante de los cereales...) y garantizan el funcionamiento y desarrollo del propio sector. Se desprende que el incremento de los ingresos de esas monedas es clave.

En estos momentos, casi la totalidad de los rubros exportables de la pesca tienen su fuente primaria en la plataforma insular, la cual está prácticamente al tope de explotación. Crecer más en volúmenes ocasionaría daños irreparables para las pesquerías futuras.

De ahí que los esfuerzos se centren, acuicultura y maricultivo aparte, en disminuir los costos, elevar el aprovechamiento industrial, añadir cada vez más valor agregado al producto, diversificar al máximo posible las ofertas al mercado mundial y en desarrollar una gestión comercial capaz de colocar todas las variantes de productos con los mejores precios posibles.

VIVOS Y FRESCOS

Un ejemplo que reúne todos esos elementos lo constituye la exportación de especies vivas y frescas, especialidad productiva y comercial que en Cuba comenzó hace apenas dos años y solo con un producto: langosta viva.

Ya este año la lista de ofertas se eleva a ocho y en ella se cuentan, además del producto líder, la langosta viva, langosta entera, camarón entero y filetes de pescado frescos, así como cangrejos vivos, entre otros.

Como se aprecia, es una especialidad en expansión, criterio que se avala con los siguientes datos adicionales: de cuatro países compradores de vivos y frescos en 1996, en este año pasó a más de 20, los cuales han generado una proyección de ventas superior en un 53 por ciento en relación con 1997, mientras que los ingresos calculados deben duplicar el real del año pasado.

De acuerdo con lo expresado por el capitán de la Marina Juan F. Cano, jefe del grupo de Vivos y Frescos, de la empresa Caribex, S.A. "este tipo de mercado -joven en el mundo también- presenta una tendencia alcista en su demanda, capaz de asimilar todo lo que los pescadores podamos producir con los exigentes requisitos que impone esta variante".

"Nuestra participación en este comercio especializado, señala Cano, se irá incrementando en la misma medida en que generalicemos una cultura productiva adecuada en las zonas de pesca y en los lugares de almacenamiento -los animales requieren de un manejo diferente a las formas tradicionales-, y perfeccionemos la logística. En todo ello se está trabajando con rigor, de ahí que podamos ir creciendo. Todo depende de nosotros mismos".

La variante de comercializar vivo y fresco, es una forma de alto riesgo; pero también de altos beneficios. Para tener una idea más clara: se labora contra pedidos justos y en tiempo. Desde que se hace firme un contrato hasta la recepción del producto en Asia, por ejemplo, no se puede exceder de las 120 horas.

Es una especie de carrera contra el reloj, la cual comienza en la zona de pesca, continúa en la transportación a tierra, pasa por el vivero y sigue por tierra hasta el aeropuerto más próximo, donde se embarca justo en el momento exacto para que llegue en tiempo a su destino.

Si en ese proceso hay mermas, en el caso de los frescos, o mortalidad más allá de los límites permisibles, en el de los vivos, el mercado se resiente y se puede perder.

Sin embargo, tiene sus ventajas: el valor añadido en el precio de venta del fresco, supera entre un 15 y un 20 por ciento al de los productos tradicionales, mientras que en el vivo lo hace entre un 20 y un 35.

A ello hay que añadir que esta producción se realiza con menos insumos, recursos logísticos e inversiones, por tanto, sus costos son muy inferiores a los de los productos tradicionales. Además, al ser un comercio contra pedido justo y en tiempo exacto, las formas de pago son absolutamente expeditas: mercancía entregada, cobro efectuado.

Como es de suponer, los montos totales de ingresos aún no son elevados, la actividad apenas comenzó hace dos años. Este 1998 deben facturarse ingresos por siete millones de dólares; pero eso sí, sin duda alguna, es un camino más con visos de ser infinito y el cual contribuye, y cada vez debe hacerlo más, a cumplir uno de los objetivos de la industria pesquera: incrementar los ingresos de divisas frescas para el país.

Esto es solo un ejemplo, entre muchos más.

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