Incorporar cada vez más el árbol a la producción agrícola y pecuaria

Estudios realizados por el Instituto de Investigaciones Forestales evidencian la estrecha relación entre el índice boscoso y las precipitaciones

Raisa Pagés

Diversos estudios realizados por el Instituto de Investigaciones Forestales, confirman que si se incrementa en un 2-3 por ciento el índice boscoso, en áreas ganaderas con suelo degradado y poco fértil, es posible aumentar una lámina de lluvia equivalente a dos o tres milímetros, lo cual equivale a 20-30 toneladas de agua por hectárea.

Tal resultado indica la necesidad de incorporar, cada vez más, el árbol a la producción agrícola y pecuaria, tema abordado ayer en el II Simposio Internacional de Técnicas Agroforestales, que simultáneamente se desarrolla con el Segundo Congreso Forestal de Cuba, cuya sede es el Palacio de las Convenciones, de la capital.

El investigador titular Arsenio Renda Sayous, del Instituto de Investigaciones Forestales, explicó que el bosque es un gran acumulador hídrico por cuanto permite la infiltración del 80 por ciento de las lluvias y, por tanto, regula el flujo de las aguas hacia el sistema hidrográfico de las cuencas. De ahí la necesidad de tener cubiertas de bosques la parte alta de las cuencas, pues allí se genera el escurrimiento superficial del sistema hidrográfico.

Según el especialista, en el escenario agrario debe coexistir un equilibrio entre bosque, agricultura y ganadería, dentro del cual cada uno de esos componentes debe ocupar un tercio, para obtener producciones agrícolas de forma sostenible, en correspondencia con la protección de los recursos básicos: agua, suelo, flora y fauna.

En Cuba, indicó el investigador, tenemos muchas regiones donde la degradación de los suelos es alta y se observa un impacto negativo en la agricultura, ganadería y el bosque, reflejado en bajas producciones por la no existencia de un adecuado equlibrio entre los componentes del escenario agrario.

Según datos del Ministerio de la Agricultura, el 14 por ciento del territorio nacional está amenazado por la desertificación, lo cual impone frenar este proceso de degradación mediante la incorporación del árbol a la producción agrícola y pecuaria, así como el establecimiento de fajas forestales protectoras de los ríos y embalses.

Las investigaciones realizadas por el Instituto Forestal permiten elaborar esquemas de ordenamiento territorial para el mejoramiento ambiental, detener los efectos erosivos y garantizar la producción local. Todos esos estudios están recogidos en el documento La Agroforestería en Cuba, editado por la FAO para su distribución en la región latinoamericana.

En una finca agroforestal experimental en Guisa, de 67 hectáreas, el Instituto obtuvo rendimientos de cinco toneladas de viandas, tres toneladas de vegetales y dos de granos por hectárea con un equilibrio adecuado del componente forestal, el cual cubría un 35 por ciento del área.

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