Algo más que un problema de formas

ALEXIS SCHLACHTER

En el mundo empresarial de nuestros días las marcas constituyen elementos de alto valor. Identifican cada producto y, al mismo tiempo, lo diferencian de sus semejantes. Algunas marcas valen millones de dólares y, a veces, créalo o no, superan el valor de las propias fábricas de donde salen esos productos. Lo expresado hasta aquí, para bien de todos, se está convirtiendo poco a poco en parte de la cultura empresarial cubana y hoy difícilmente hallemos un producto hecho en Cuba que carezca de registro marcario dentro o fuera de nuestras fronteras. Dolorosas y costosas lecciones han jalonado el camino del aprendizaje.

Entonces...¿todo marcha bien en el capítulo empresarial? No. Datos facilitados a Granma por la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial (OCPI) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, preocupan al mostrar una arista desguarnecida en la actividad. Según la fuente, apenas hay 32 registros de Modelos Industriales y, para eso, más de 20 pertenecen al sector privado (artesanos).

Aquí el lector, usted mismo, me exigirá explicaciones sobre lo que es un Modelo Industrial. Y con gusto lo haré pero sin tecnicismos. Vamos a ver... cuando desde lejos observamos un producto cualquiera, ¿cuál es el elemento que detallamos en el primer momento? Por supuesto, no es la marca comercial pues para conocerla necesitamos acercarnos. ¿Entonces?...sin lugar a dudas es la forma del producto aquello que inicialmente llega a nuestros ojos junto con los colores. Sólo más tarde, ya con el producto en mano, detallaremos marca, características de fabricación, ventajas indicadas por el fabricante, etcétera.

Creo que hasta aquí usted y yo coincidimos. Pero falta algo más. ¿A usted no le ha sucedido en alguna ocasión decidir la compra de un solo artículo entre productos de marcas diferentes, incluso todas de prestigio y con precios similares? ¿Qué pesó entonces en su elección? Seguro estoy que habrá tenido en cuenta tanto la presencia como la belleza contenidas en la forma del producto. O sea, la forma más novedosa y atractiva le hará tomar la decisión final entre productos muy parecidos y de costos similares.

La forma asume papel protagónico en los ejemplos citados y complementa la marca. Cuando hay creatividad, esa forma se convierte en factor clave de la comercialización exitosa.

Si a todo lo explicado hasta aquí añado que tenemos una legislación sobre el tema prácticamente ignorada por nuestros empresarios comprenderá mejor la preocupación periodística.

Efectivamente, el decreto-ley 68 del 14 de mayo de 1983, en su Título IV detalla claramente qué es un Modelo Industrial (equivalente en lenguaje popular a la forma) y cómo registrarlo para evitar la acción ilegal de terceros en Cuba y fuera de nuestras fronteras. El olvido de esta legislación en ese apartado puede resultar tan caro como hacer caso omiso de la salvaguarda de una marca comercial.

¿Qué puede sucederle a un empresario cubano cuando no registra debidamente el Modelo Industrial de un producto? Nada, si la forma carece de novedad y creatividad. Mucho, si tiene ambas características.

Digamos que nuestra industria de muebles para el turismo (sólo es un ejemplo hipotético) desarrolla productos de gran belleza y absolutamente nuevos en cuanto a diseño. Con sano orgullo son mostrados en ferias internacionales. Pero no se registra el correspondiente Modelo Industrial que protege contra las copias. Un día, al salir al mercado internacional, podemos hallar que esa forma original de muebles, o novedosos envases para licores del patio, etc... han sido registrados legalmente por personas a quienes habrá que pagar dinero contante y sonante por el uso de las formas, aun cuando todos sepamos que son cubanas ciento por ciento. Será el amargo precio de una lección sobre Propiedad Industrial.

No por gusto países de alto desarrollo económico tienen amplios registros anuales de Modelos Industriales. Japón (40 000), Corea del Sur (29 000), Estados Unidos (15 000) y con cifras similares China, Alemania, Gran Bretaña y Francia.

A la luz de las realides económicas de nuestra época el asunto de los Modelos Industriales constituye, sin lugar a dudas, algo más que un problema de forma. Es de fondo. Porque tiene implicaciones muy directas con la estrategia que conduce al éxito comercial.

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