NACIONALES

EDUCACION: Las venas
de nuestra cultura revolucionaria


Dentro de pocos días concluye el año escolar en todos los niveles y tipos de enseñanza del sistema nacional de educación. Es raro encontrar un hogar cubano donde no haya más de uno interesado en el próximo paso que corresponde al niño o joven en la continuación de sus estudios.

Todos damos por algo natural que alcance un lugar en la escuela primaria, llegue al nivel de la secundaria, vaya al aula de enseñanza técnica o preuniversitaria y, si aprueba con buenas notas los exámenes de admisión, ingrese a la educación superior.

Nadie duda de que a cualquier cubano le está garantizado este derecho. Nadie se preocupa tampoco de que el salario de los padres o el ingreso familiar no permitan proseguir el camino de la preparación profesional de las nuevas generaciones.

Este es un hecho natural hace ya casi cuatro décadas. Y es, y seguirá siendo, una de las más impresionantes proezas de la Revolución cubana. Constituye un acontecimiento sin precedente para un país subdesarrollado, e incluso para los del llamado Primer Mundo, mucho más relevante si se toma en cuenta que ninguno otro ha sufrido como el nuestro las consecuencias de un bloqueo incrementado y brutal que deja sentir sus efectos hasta el pupitre y el aula de cada escuela cubana.

La creación y continuo perfeccionamiento de un sistema general de educación pública y gratuita que abarca a todos los tipos de enseñanza es, como se reconoce hasta por los acérrimos críticos de la Revolución, una de sus más colosales realizaciones.

Baste para señalar la trascendencia de este hecho que los gobernantes de América Latina se proponen escolarizar al 100 por ciento de los menores en la educación primaria y al 75 por ciento de los jóvenes en la secundaria ¡para el cercano año 2010!

Estas metas, no obstante los discursos y hasta las loables intenciones de algunos presidentes e instituciones, parecen a muchos muy difíciles de alcanzar de continuar las políticas neoliberales , toda vez que en la actualidad más de 11 millones de niños en América Latina se ven obligados a trabajar para sobrevivir y apenas el 65 por ciento de los que estudian en la enseñanza primaria alcanza el quinto grado.

A ello se suma que se calcula en Latinoamérica y el Caribe un analfabetismo superior al 13%, que en cifras conservadoras corresponde a más de 43 millones de personas.

Como ha dicho nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, la razón primaria de lo logrado por Cuba en la educación hay que buscarla en la voluntad política de llevar a cabo el programa revolucionario concebido desde la primera mitad de la década del 50.

El punto de partida fue la eliminación del analfabetismo en 1961, la extensión de los servicios educacionales a todo el territorio nacional, la formación masiva de maestros, la eliminación del carácter privado de la enseñanza y la destinación de los recursos materiales necesarios para instaurar y mantener los programas educativos.

Solo la Revolución Socialista cubana, concentrando en sus manos la riqueza social y administrando pulcramente los bienes del pueblo, pudo edificar la colosal obra que en materia de educación exhibe nuestro pequeño pero grande moralmente y heroico país. Veamos sus datos más elocuentes:

-La instrucción general de la población alcanza el 8vo. grado.

-El 94,5% de los niños de 0 a 5 años están atendidos por el Estado, de ellos el l6% en círculos infantiles y el 70% por vías no formales.

-El 96,9% de todos los niños de 5 años cursa  el grado preescolar.

-Los niños entre 6 y 11 años alcanzan el 99,7% de escolarización y el 94,5% los de 12 a 14 años.

-Continúan estudios en este curso en la enseñanza media superior el 98,2% de los graduados de noveno grado.

-Se le presta atención a cerca de 60 mil niños y adolescentes en la Educación Especial.

-El país ha desarrollado un sistema integral de formación de los educandos cuya piedra angular es el principio pedagógico estudio-trabajo, extensivo desde la Enseñanza Media hasta la Superior.

-La Revolución en la Educación ha posibilitado el incontenible avance científico-técnico del país, uno de cuyos soportes es el Sistema Nacional de Becas. Hoy disponemos de más de 34 000 trabajadores vinculados a las ciencias (1,8 científicos por 1000 habitantes) y 222 centros dedicados a la investigación.

-Hay más de 531 000 graduados universitarios, egresados de los 45 centros de enseñanza superior existentes en el país.

La masiva formación de profesionales del magisterio ha permitido que el país se coloque en el primer lugar del mundo en maestros per cápita, uno por cada 42 habitantes, y con mejor preparación. El 74% de los de primaria y el 94,6% de los profesores de la enseñanza media son licenciados o están en camino de serlo. El 77% de los docentes universitarios poseen la más alta categoría científica.

Si se quiere un dato que permita evaluar cuantitativa y cualitativamente lo que significan las cifras anteriores, debe conocerse que la UNESCO admite que en un mundo donde solo se logra un maestro por cada 103 habitantes, dos tercios no tienen la preparación requerida para ejercer su función.

La escuela pública, hasta 1959, era motivo de demagogias politiqueras y fuente de enriquecimiento de funcionarios venales, y la enseñanza privada destino para una minoría a la que tenían acceso los de holgura económica.

Nunca en el pasado capitalista, el mismo al que nos quieren retrotraer los que diseñan planes de transición para Cuba, pudo la República conocer los sueños y los esfuerzos de nuestros más nobles pedagogos que lucharon por el desarrollo de la escuela cubana.

Primero hubo que realizar la Revolución Social para que los sueños se hicieran realidad. Solo entonces la educación adquirió el lugar privilegiado que le corresponde en el entramado de la sociedad cubana, se creó la nueva escuela y tomaron cuerpo los principios que la sustentan, acordes con los postulados de las mejores tradiciones pedagógicas del país enriquecidas con los fundamentos de nuestro pensamiento revolucionario.

El carácter integral de la educación se orienta a forjar hombres y mujeres libres, poseedores de una sólida cultura abarcadora del conocimiento humanístico y científico-técnico, dotados de hábitos laborales en los que combinan la aptitud para el trabajo manual e intelectual, educados en cuerpo y alma para crear y disfrutar los valores universales y nacionales de la cultura y el arte, conscientes ciudadanos de su Patria y luchadores por la redención del hombre en cualquier lugar del mundo. He aquí, en síntesis, los contenidos esenciales planteados ante la escuela cubana y que han venido rigiendo su quehacer durante estas décadas de Revolución.

A lograr estos propósitos han dedicado su noble empeño nuestros educadores y toda la sociedad, cada vez perfeccionando las tareas y responsabilidades que toca a cada institución, buscando integrar los esfuerzos en acciones comunes.

Gracias a la prioridad que se le concede por el Estado revolucionario y en virtud también de las acciones colectivas de toda la sociedad , y en primer lugar al abnegado desempeño de los trabajadores del sector, nuestro sistema educacional  ha continuado desarrollándose a pesar del impacto del bloqueo recrudecido y los años de agudas escaseces económicas que se hacen sentir en  la vida nacional.

La educación cubana no solo puede exhibir sus tangibles resultados en el desarrollo de la cultura de nuestra población y de talentos en todas las disciplinas del conocimiento, sino que ha sido un factor de enorme trascendencia en la formación ética de niños y jóvenes que ya han ascendido a las escalas de mando del sistema político e institucional.

La solidez ideológica de la Revolución es, en buena medida, su fruto.

Ello explica por qué Fidel, estratega de nuestra política educacional desde los años del Moncada hasta los días gloriosos de la contemporaneidad, ha insistido en que sin educación no hay revolución, y valorado insistentemente el insustituible papel del maestro en la formación de las nuevas generaciones.

A la luz de los importantes documentos adoptados por el V Congreso del Partido con respecto a los retos del presente y del futuro de nuestra sociedad, se ratifica para la escuela y el magnífico ejército de educadores cubanos que su misión principal consiste en arraigar en las nuevas generaciones los valores que permitirán preservar las conquistas de la Revolución frente a un mundo cada vez más globalizado, amenazado por el hegemonismo norteamericano que  no solo atenta contra los intereses económicos de los pueblos, sino también contra su historia, sus tradiciones, sus culturas.

Advertía Fidel: Solo las instituciones, solo los principios, solo la cultura política, cuando la idea revolucionaria se vuelva una cultura de los pueblos; solo cuando el espíritu revolucionario sea la sangre que corra por nuestras venas, entonces no será posible ninguna transición. Esa transición de que hablan (se refiere a los sueños imperialistas de producir en Cuba una transición hacia el capitalismo).

Alcanzar este propósito requiere continuar perfeccionando los mecanismos del Sistema, el papel de la escuela y de los maestros, reforzar el contenido educativo de la enseñanza y proteger nuestras instituciones docentes de las influencias indeseables derivadas de las necesarias transformaciones económicas del país y de la acción erosiva de los enemigos de la Revolución.

Ante estos retos no puede haber dudas sobre cuál es el papel que le corresponde a la familia, la escuela, las instituciones, a la comunidad para perpetuar los éxitos emblemáticos de la Revolución. Porque la educación cubana, martiana, revolucionaria, socialista, forma parte indisoluble de nuestro sistema político y es también su principal baluarte


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