DEPORTES

Nacionales de judo ¿Capítulo final?


Oscar Sánchez

Este epílogo es una invitación a pensar en mejorar aún más los campeonatos nacionales de judo.

Tal vez por eso sea obligatorio, ante todo, afirmar que acaba de concluir una de las más sobresalientes lides a domicilio.

Lo que vimos en la Kid Chocolate en seis días fue la salud vigorosa de este deporte, manifestada sobre todo en el protagonismo de las provincias, ganadoras de 33 de las 72 preseas (1-4-14 en el femenino y 0-6-8 en el masculino) que se pusieron en juego: el 46 por ciento de los lauros.

Se evidenciaron, aun cuando los adversarios no fueron los medidores más indicados, la madurez y, en algunos casos, la maestría deportiva de las principales figuras del país y también de algunas segundas.

Si las mujeres, quienes nos tienen acostumbrados a trascendentales éxitos, siguieron su espiral ascendente, los hombres continuaron dando razones para confiar en ellos. Fue tal su exquisitez que ¡en 71 combates solo pudieron marcarle una técnica!.

Aunque los equipos juveniles deben alcanzar su tope en la justa para bisoños, no deja de preocupar que hayan salido con un discreto botín de una de plata y cuatro de bronce (en el femenino 0-1-1 y en el masculino 0-0-3).

He aquí entonces la primera premisa para mejorar todavía más estos certámenes: como cantera lógica de las escuadras de mayores esos colectivos deben tener un papel más activo.

Otra vital. Para seguir ascendiendo somos de la opinión que en la medida de las posibilidades estas lides cambien de fecha. Veamos cuántas ventajas ofrecería un campeonato nacional más cercano a la competencia fundamental del año.

Para los conjuntos de la elite sería un tope más, con el incentivo del título nacional, algo que ningún deportista con vergüenza quiere perder; los juveniles estarían más cerca de su máxima exigencia y las provincias pasarían por una experiencia única: medirse con los estelares en un buen momento para ellos, lo cual significaría casi un choque ante un o una medallista mundial.

A eso agreguemos lo más importante: el espectáculo sería mayor, porque la afición ya conoce de judo, sabe cuándo Driulis o Poulot están en forma óptima. La permuta de fecha accedería, además, a la confrontación entre los mejores pesos grandes del país en uno y otro sexos. Ahora, la etapa de preparación y el no poder doblar en las divisiones, frustró varios de esos duelos y como consecuencia las jornadas en la categoría abierta fueron pálidas.

Esa fue una de las pocas manchas de estos torneos, pues el arbitraje tuvo un nivel que cada día se acerca más a la exigencia de los prestigiosos premios cubanos y las jornadas, aunque cargadas de combates, corrieron con fluidez.

Ciudad de La Habana merece el aplauso por sus dos títulos, sin embargo demanda un señalamiento. El judo es el tercer deporte en aportar al medallero olímpico del país y es por eso que la prensa (radio, televisión y escrita) es ya parte inseparable de cada certamen. Entorpecer, como sucedió, el trabajo es atentar contra la buena salud de estos campeonatos, que se han ganado un espacio de lujo en el movimiento deportivo cubano.


|Home|Internacionales|Nacionales|Deportes|Cultura|E-mail|