NACIONALES

Representante- vendedor:
un empleo, no un negocio


Ronal Suárez Ramos

PINAR DEL RIO.-¿Puede realmente el representante-vendedor lograr que haya más productos en el mercado y a más bajo costo? ¿No existe el peligro de que este se convierta en un intermediario más, interesado en obtener ganancias? Con estas interrogantes, en busca de la experiencia campesina, inicié el diálogo con varios presidentes de CCS, horas después del histórico encuentro con el Comandante en Jefe, que todos calificaron como una escuela.

Pedro Luis Camps, presidente de la cooperativa Raúl Cepero Bonilla, en el barrio Palenque, Consolación del Sur, piensa que el representante-vendedor puede contribuir a que vayan al mercado muchos productos que hoy se quedan en los campos y que exceden de las necesidades del productor. El campesino revolucionario -ejemplifica- no le vende al intermediario, pero como tampoco es comerciante, prefiere quedarse con lo que le sobre antes que llevarlo al mercado y a veces se trata de producciones considerables.

Ahora se busca que el representante-vendedor de la CCS le compre esos excedentes a precios diferenciados y los lleve al mercado con un margen mínimo de ganancias.

"Por supuesto, la cooperativa tiene que comenzar por seleccionar para esta función un compañero honrado, de absoluta confianza, y mantener control sobre él, saber a cómo compra y a cómo vende. El representante-vendedor tiene que estar claro de que lo que le está brindando la CCS es un empleo, no un negocio", enfatiza.

Rogelio Ortúzar, además de mejor productor de tabaco de sol en Cuba, es presidente de la primera CCS fortalecida en la provincia, la 26 de Julio, colectivo que, en solo dos años, logra incrementar los rendimientos promedio de 290 a 380 quintales por caballería cultivada.

Pero como el tema es la producción de alimentos y su distribución, en la que también participan los tabacaleros, dio su opinión: "para mí lo mejor es entregarles placitas a las cooperativas adonde vayan directamente a vender sus excedentes. Esto crea un vínculo entre los campesinos y los vecinos del barrio de que se trate y debe contribuir a que nos esforcemos por llevar más productos.

"En el encuentro conocimos muchas y buenas experiencias, creo que no hay por qué `casarse' con una sola solución, pues no en todas partes existen las mismas condiciones. Lo más importante es que todos respondamos a la confianza de Fidel con más producción y ayudando a que los trabajadores reciban esos productos con precios a su alcance."

Reumel Acosta, presidente de la CCS Pepe Portilla, de Pilotos, estima que mientras menos manos intervengan en la comercialización, es mejor.

"Yo opino que lo principal es que el gestor de acopio controle toda la producción del campesino y que le exija porque le venda a precio diferenciado todo lo que no va a consumir después de haber cumplido su contrato.

"Claro está, hay que pagarle un precio que estimule a producir, pero si se elimina al intermediario, siempre los productos llegarán más baratos al consumidor".

En similares términos se expresaron otros hombres de campo y aunque con diferentes matices, todos coincidieron en que la CCS no solo debe preocuparse por producir, sino también porque el fruto de su trabajo llegue al obrero, al maestro, al médico, al científico, a precios acequibles.

"No le fallaremos a Fidel y a la Revolución, mucho menos en estos momentos de dificultades", fue expresión generalizada.


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