Aquí está el Pluma

Iraida Calzadilla Rodríguez

El negro Pluma es tan alto y flaco que hace honor a su segundo apellido. Y quizás por eso, algún que otro "malandrín" que merodea por la fábrica de calzado José Ramón Martínez, del municipio habanero de Guanajay, le ha querido pasar la cuenta pensando que este hombre cincuentón es presa fácil de un puñetazo que le calme los deseos de vigilar su centro y no permitir el delito.


"Si la Revolución ha puesto todos esos recursos en nuestras manos, estamos en la obligación de preservarlos", eso dijo el Pluma a sus compañeros, durante la reunión sindical habanera.

Tres veces lo han esperado al amparo de las sombras. Pedro Hernández ha escapado a todas y sigue sin miedos porque: "¡Aquí está el Pluma!", dirigente sindical que no permite desviaciones de recursos, que da ejemplo en su fábrica como jefe de taller, que ha merecido cuatro veces la distinción Servicio Distinguido de las FAR y lleva más de un cuarto de siglo en el sector de la Ligera.

VIGILANCIA EN CADA UNO

Eso lo conocí hace poco, cuando el sindicato provincial de la Industria Ligera en La Habana, celebró en la textilera Ariguanabo su conferencia, con vistas al VII Congreso de la organización.

Hacía tiempo no asistía a una reunión sindical tan combativa, a una asamblea que se pronunciara con toda fuerza por la exigencia, la disciplina, el control de los recursos, la vigilancia revolucionaria y el freno al desorden.

El Pluma habló de esos temas: "Los guardias debemos ser también los dirigentes sindicales y todos los trabajadores. Al imperialismo interno, ese que quiere desbaratar nuestra economía, hay que descabezarlo con vigilancia, con intolerancia ante las inmoralidades".

EL SINDICATO NO PASO DE MODA

Aunque para algunos, palabras como emulación, estímulos morales y vinculación con los trabajadores, parecen haber pasado de moda, para otros éstas permanecen en el argot diario y les duele que la práctica consecuente a veces caiga en el saco de la indolencia.

Por eso, los 194 delegados a la reunión se pronunciaron por revitalizar, allí donde es necesario, el funcionamiento orgánico de los ejecutivos sindicales, que los dirigentes obreros estén en el centro de los problemas, que la emulación sea sistemática y objetiva, se atienda al hombre y se trabaje por dar a conocer con lenguaje asequible los planes de negocios de los centros, haciéndolos parte del quehacer y preocupación de quienes ejecutan las tareas productivas.

EFICIENCIA HOY

La Habana, con alrededor de 10 000 trabajadores y 12 empresas representadas en las líneas de confecciones, industria local, calzado, textileras, muebles, perfumería, accesorios para el calzado, tenerías y punto, es el cuarto territorio en importancia para la Industria Ligera, dado su potencial productivo.

Por tanto, el tema de la eficiencia económica fue amplio en el debate, en momentos en que no solo hay que cumplir los planes productivos en cifras, sino también, con eficiencia y ganancias.

Conocer al detalle esos objetivos, prepararse en los nuevos términos económicos, la necesidad de dar a los trabajadores los detalles de las metas propuestas y realizar verdaderas asambleas de eficiencia en las que no predominen las culpas del período especial, sino las vías de cómo ir resolviendo las dificultades, fueron códigos de referencia reiterada en la asamblea.

"No se puede hablar de eficiencia en la Ligera si no hay calidad, disminución de costos y gastos, si hay robo, si las producciones no se corresponden con la estrategia del país en la esfera económica", manifestó uno de los participantes.

DEFENDER LOS INTERESES DE TODOS

En uno de los recesos hablé con Pedro Hernández Pluma, campesino de procedencia que en la alborada de enero solo tenía un quinto grado mal dado. Hoy es técnico en mecánica de calzado, domina otro idioma, lleva 19 años de dirigente sindical y 26 de militancia activa en las filas del Partido. Sus hijos son seis: técnico en refrigeración, combatiente del MININT, chofer de viales, técnico de nivel medio en planificación, estudiante y hasta un deportista, campeón nacional de pesas en la categoría de escolares.

"A mi familia la Revolución se lo dio todo. Por eso no tengo nada que perder, y sí mucho que ganar, cuando hago mis planteamientos, cuando exijo para que se cumplan las cosas y vigilo estrictamente todo lo que acontece en el taller. Oiga, a esto yo tengo que defenderlo hasta las últimas consecuencias."

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