 Los "independientes"

NICANOR LEON COTAYO
Una de las enmiendas aprobadas recientemente en la Ley del
Presupuesto de Estados Unidos para 1999 destina fondos por no menos de dos millones de
dólares para financiar en Cuba a grupitos que Washington denomina
"independientes", entre ellos uno al que le asignaron la tarea de presentarse
como integrado por periodistas.
Este hecho se concretó el 21 de octubre último, pero ya antes
voceros de las más altas esferas del gobierno estadounidense, incluso en ceremonias
públicas, habían anunciado el otorgamiento de cientos de miles de dólares para apoyar a
sus agentes en la Isla.
Ello ha estado en línea con la muy divulgada política oficial
norteamericana de priorizar la asistencia financiera y de otros tipos a los anexionistas
que se mueven por aquí, tal y como establece la sección 109 de la ley Helms-Burton.
Entonces no sorprende completamente que en Miami hayan descrito
cómo se recepciona allí con los brazos abiertos la tarea "informativa" que
realizan estos especímenes, aun cuando envíen para allá los embustes más burdos y
despreciables que ojos humanos vieron.
Lo hizo un periódico de esa urbe que siempre ha sido hostil hacia
la Revolución Cubana, El Nuevo Herald, a través de un artículo que vuelve a desnudar el
verdadero papel que desempeñan en nuestro país algunos titulados hombres de la prensa
"independiente".
Salió a la luz el pasado 14 de octubre, bajo la firma de Alejandro
Armengol, y se titula Periodistas independientes: receta para publicar en Miami.
Afirma que en lo tocante a esos elementos, "no importa que sus
artículos no tengan calidad, que lo que narren sea cierto o falso", debido a que
siempre encontrarán "su tribuna en Miami".
Valora esa actividad como "hojas de propaganda escritas con la
ilusión de agradar a los ojos y oídos de Miami, que no reflejan la realidad de Cuba y
que no cumplen con las reglas elementales del periodismo".
Situado desde allá, Armengol dice que la información fabricada en
La Habana por estos llamados reporteros "pretende halagarnos, ratificar nuestras
posiciones", a la vez que ofrecen "visiones distorsionadas, tanto del pasado
como del futuro de Cuba".
Me parece suficiente. Todo lo dicho es conocido por nosotros. Así
lo hemos denunciado muchas veces. Ahora el hecho queda aún más en la evidencia porque lo
comenta alguien que al mismo tiempo va destilando sus discrepancias con nuestro sistema
económico, político y social.
Lo publica un diario que, como apunté al inicio, siempre ha estado
en un campo opuesto al de la Revolución, e incluso ha hecho gala muchas veces hasta de
una abundante estridencia al atacar el tipo de sociedad que construimos.
¿Quiénes pueden sobre este mundo tomar en serio e incluso resaltar
como campeones de la libertad a los denominados periodistas "independientes" que
así actúan? ¿Puede alguien que se respete mínimamente en el plano intelectual y ético
tomar partido junto a estos mercaderes de la pluma?
Ellos responden a una conocida nómina extranjera y de ahí que sus
escritos estén subordinados a tal ineludible compromiso. José Martí definió para
siempre desde el siglo XIX a los anexionistas, y la historia le continúa dando la razón. |