 Un nacimiento que se
posterga
El impulso del crecimiento de la
población del planeta se ha reducido, pero ¿podrá
mantenerse? El desafío de la vejez para los cubanos del
próximo milenio

SARA MAS
Fuera de todo pronóstico, el
habitante 6 000 millones de la Tierra no nacerá ahora,
como hace once años se predijo.
Aunque las fechas son más bien
simbólicas y toda predicción encierra imprecisiones, lo
cierto es que no será a mediados de este año, sino del
próximo, que se cumplirá aquel vaticinio de poco más
de una década, cuando nacía en Zagreb, antigua
Yugoslavia, el habitante número 5 000 millones y
Naciones Unidas marcaba el 11 de julio como Día Mundial
de Población.
El impulso del crecimiento de la
población del planeta, al parecer, se ha reducido.
"La pregunta es si podremos mantener ese progreso,
dijo el pasado sábado en su mensaje al mundo la doctora
Nafis Sadik, directora ejecutiva del Fondo de Población
de las Naciones Unidas (FNUAP), mientras seguimos
aumentando a razón de 80 millones por año y cinco
nacimientos por segundo; un paso que mantendremos
posiblemente la próxima década."
Este siglo hemos crecido a ritmo de
vértigo y recibiremos el nuevo milenio con más
interrogantes y menos respuestas, en un planeta
superpoblado y mal repartido.
Pronósticos de la ONU señalan que
continuará el crecimiento demográfico desigual y en los
próximos 30 años más del 93 por ciento del aumento
poblacional ocurrirá en países subdesarrollados, donde
cada vez son más escasos los recursos.
En el 2150, cuando más de 10 000
millones de seres humanos pueblen el orbe, los africanos
se habrán cuadruplicado, India tendrá el mayor número
de habitantes, seguida por China, y Europa vivirá un
notable decrecimiento demográfico del 18%.
También aumentarán sostenidamente
las personas mayores y disminuirán las menores de 15,
las cuales serán entonces sólo el 17 por ciento del
total, frente al 30 que superará los 60 años.
Lo que ocurra dependerá en mucho
de los hoy 1 000 millones de personas entre 15 y 24 años
de edad y sus decisiones sobre el número y espaciamiento
de sus familias, signadas en gran medida por el progreso
de la mujer, el bienestar económico, el acceso a la
educación y a los servicios de salud reproductiva y
planificación familiar.
La lección de los últimos 30
años supone que si las mujeres pudieran escoger,
tendrían menos hijos que sus madres, las familias
serían más pequeñas y el crecimiento demográfico más
lento, afirma en su mensaje la doctora Sadik.
Pero en este camino se adelanta muy
lentamente. Hay países en desarrollo donde cerca del 55%
de los matrimonios recurre a métodos anticonceptivos,
sin embargo se estima que otros 350 millones de parejas
no tienen posibilidad de elegir ni acceso a medios de
prevención de embarazos, pese a que 120 millones de
mujeres los emplearían si pudieran.
De hecho hoy, en la mayor parte de
Africa, las madres tienen como promedio seis hijos o
más. Y en sus existencias y las de otras naciones
subdesarrolladas se piensa cuando se aboga por mejoras en
la posición social femenina, en medio de un panorama
donde ellas son todavía las dos terceras partes de los
analfabetos del mundo.
DEMOGRAFIA A LA CUBANA
Con indicadores más cercanos a
países desarrollados que al Tercer Mundo, la población
cubana decrece y envejece, por su baja fecundidad y alta
esperanza de vida (75 años).
La elevación del nivel cultural de
la población, el acceso a medios de planificación
familiar, el alcance de los servicios de salud y, sobre
todo, el desarrollo logrado por la mujer, junto a una
política social que le permite decidir libremente sobre
su propia reproducción, determinan nuestra actual tasa
bruta de reproducción de 0,77 hijas por mujer.
Aunque el pasado año ocurrieron 12
000 nacimientos más, la cifra es demográficamente
insignificante y la fecundidad sigue siendo baja, apunta
Alfonso Farnós, oficial cubano del FNUAP.
El dilema está en prepararse para
un futuro en el cual las personas de 60 años o más
superen en más del 13 por ciento a los menores de 15
años o exista igual cantidad de efectivos poblacionales
en edad activa e inactiva.
Para el 2025 se estima que uno de
cada cuatro cubanos tendrá 60 años y llegarán a edad
de retiro los del "boom" de los 60, cuando
nacieron 250 000 niños.
Para entonces los recursos
laborales crecerán y se renovarán cada vez más
lentamente, aumentará la demanda de geriatras, hogares e
infraestructura de atención a los ancianos y serán
mayores los gastos de política y seguridad social.
Los retos alcanzarán también el
ámbito de la familia y las acciones educativas que
permitan asimilar lo mejor posible la irrupción de la
vejez en nuestras vidas. Una legítima aspiración
humana, signo de desarrollo y buena salud, pero también
todo un desafío para los cubanos del siglo XXI.
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