 
Francia: Misión
Imposible

MIGUEL HERNANDEZ
¿Qué le pasó a Brasil? Es la
pregunta que desde el atardecer del domingo, y que este
lunes, continuaba en boca de todos los cubanos que
siguieron la trasmisión televisiva del partido final de
la XVI Copa Mundial.
Este cronista, como otros tantos de
dentro y de fuera, y como casi todos seguramente de los
que estaban en París, se unió a la legión de los que
vaticinaron la proclamación del gigante sudamericano
como el último campeón del siglo, entre ellos afamadas
estrellas mundiales convertidos en comentaristas, y así,
de paso rehuir al clisé con el que siempre se quedará
bien con Dios y con el Diablo: "ganará el que mejor
lo haga en la cancha".
Y por supuesto, ganó el que lo
hizo mejor, Francia, ante un equipo que "hizo"
nada.
¿Qué le pasó a Brasil? Que fue
sorprendido por la trampa táctica de los anfitriones de
la cual nunca pudo salir, puede ser una causa. Que no
supo administrar sus energías físicas ni mentales para
este momento crucial, otro argumento, más cuando siempre
se advirtió que este sería un Mundial de piernas
cansadas y a los sudamericanos pudo haberle tocado la
carga más pesada en la precontienda.
Razones que de cualquier forma se
antojan molestas a tenor con el profesionalismo de la
escuadra tetracampeona.
O la respuesta puede ser más
simple, como el propio fútbol con el que fueron
humillados por los franceses: que una noche mala la tiene
cualquiera.
Con todo, Brasil pudo haber jugado
mal, y regresar a sus raíces del primer día contra
Escocia y llevarse, como se llevó en esa ocasión, el
titular de: Venció pero no convenció. Pero hacerlo tan
mal...
Y se salvaron de una tragedia mayor
gracias a la propia Francia que pudo haber duplicado su
3-0, y que de paso aportó a este campeonato la paradoja
de que un equipo puede ganar el título y hacer goles,
sin necesidad de delanteros.
La defensa francesa y Zinedine
Zidane les ganaron el pleito a unas individualidades de
la famosa camiseta amarilla que habían demostrado, o
insinuado, durante el certamen que iban de menos a más,
después de eliminar espectacularmente a Holanda.
Los hombres del controvertido
técnico Zagallo, se presentaron con pies de plomo.
Ronaldo, un fantasma. Y como bola de nieve anda rodando
el asunto de que no debió actuar, pues dos horas antes
del juego fue llevado a una clínica por unas
convulsiones, de las que se ha llegado a decir fue por
stress.
Incluso sin Ronaldo, Brasil podría
haber justificado su cátedra, en algo. ¿O es que ya
habría entonces que adentrarse en el campo sicológico
en torno a su posible ausencia?
Desde antes del Mundial, y durante,
en todas partes se escribió sobre un punto flaco
importante de este equipo: su fondo central. Pero con
todo, se esperaba que el obstáculo fuera sorteado con
otras virtudes. No fue así, y los dos goles de cabeza de
Zidane, ambos, una calcomanía, tras tiros de esquina de
Petit y Djorkaef, mostraron a unos marcadores
"zombies".
Los cubanos recibieron con sorpresa
y disgusto el desempeño de su favorito pero al mismo
tiempo coincidieron en que Francia brilló con luz propia
para entrar por primera vez a la galería de los siete
países que han ganado coronas. Nos sentíamos tan
identificados con los Tetra, que hasta nos olvidamos que
llegar a la final es ya un mérito. La reacción hoy en
Brasil es similar a la de la afición cubana cuando se
pierde en béisbol.
Entretanto, Europa coronó, como se
vaticinó antes del Mundial, su tradicionalismo de ganar
el torneo en su suelo, como había ocurrido siempre con
la excepción de aquella osadía brasileña de 1958 en
Suecia. Y fue el país sede, con su nueva Revolución
Francesa en el fútbol, el que ganó la guerra de más de
un mes, con el comandante Zidane, quien fue el que
realmente pareció brasileño en la final.
Seguirán las especulaciones; las
críticas al perdedor, los elogios al campeón; las
reflexiones técnicas sobre un torneo cuyo primer saldo
parece favorecer a lo táctico sobre otras aristas.
Y aunque perdió Brasil -donde hoy
la gente quisiera olvidar por un momento lo más querido,
el balón-, los cubanos siguen pateando hasta una lata,
al compás de la salsa, samba, y por qué no, también de
La Marsellesa, y sin percatarnos que pudiéramos estar
viviendo el nacimiento de una nueva generación de
futbolistas en la Isla gracias a estos días felices de
Mundial, a pesar de los pronósticos porque, a fin de
cuentas, solo se equivocan los que se arriesgan.
FICHA TECNICA DEL ENCUENTRO
Francia-98, final
Francia-Brasil 3-0 (2-0). Estadio:
Stade de France. Tiempo: seminublado y calido. Arbitro:
Said Belqola (Marruecos). Goles: Francia: Zinedine Zidane
(27 y 45), Emmanuel Petit (90).
Amonestaciones: Brasil: Junior
Bahiano (34). Francia: Didier Deschamps (38), Marcel
Desailly (48), Christian Karembeu (56). Expulsión:
Francia: Marcel Desailly (68).
Equipos: Brasil: Taffarel - Cafu,
Junior Baiano, Aldair y Roberto Carlos - Dunga (cap),
César Sampaio (Edmundo, 74), Leonardo (Denilson, 46) y
Rivaldo - Bebeto y Ronaldo.
Francia: Fabien Barthez - Lilian
Thuram, Franck Lebouef, Marcel Desailly y Bixente
Lizarazu - Christian Karembeu (Alain Boghossian, 58),
Didier Deschamps (cap), Emmanuel Petit, Zidenine Zidane y
Youri Djorkaeff (Patrick Vieira, 75) - Stephane Guivarch
(Christophe Dugarry, 66).
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