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¡Victoria!
Marcos Alfonso
OCHO SIMPLES letras servirían para armar una palabra con la cual calificar las elecciones de este domingo: ¡Victoria!
A pesar de la intermitente y molesta lluvia que a lo largo del día se derramó por diferentes puntos del país, los colegios electorales abrieron a la hora establecida y a pesar de la inclemencia del tiempo, muchos electores se disputaron el honor de figurar en la lista de los primeros en ejercer su derecho al sufragio.
Oscuro aún, se constituyeron las mesas. Con la alocución trasmitida por la Cadena Nacional de Radio, los cubanos iniciaron el camino para elegir a sus representantes ante las asambleas nacional y provinciales de un siglo próximo a concluir, y para un milenio también cercano.
Las boletas, blancas o verdes, que desde temprano y una a una fueron depositadas en las urnas, son vivientes testigos de un pueblo que apuesta con conciencia a su futuro. Irrefutable prueba de amor por la obra que levantan. Sentimiento de respeto por sus mártires. Ejercicio de soberanía y dignidad.
Todo un ejército de anónimos contribuyentes, también desde muy temprano puso en marcha la logística: los gastronómicos preparando las meriendas y comidas de las mesas electorales y colegios; los enlaces trasladando los partes hacia las comisiones distritales; por las más inimaginables vías fluyó la comunicación... en fin, cada quien, ora con su voto, ora en cualquier otra función, hizo posible que el 11 de enero las elecciones resultaran tangible realidad.
Traspasar el umbral de cualquier colegio fue percibir algo que no estuvo escrito en las ordenanzas de trabajo y se hizo patente a lo largo de las interminables horas de seriedad y tensión que envolvieron a cada mesa electoral: la solidaridad humana.
Un poquito de café por aquí; un "pancito con algo" por allá; por favor, "tómese este jugo de maracullá acabado de preparar"; fúmese un cigarro, que "lo veo tenso"; "díganme si hay algo que hacer"; "ya han votado tantos", informaban otros a sus conciudadanos, imposibilitados de abandonar sus labores para escuchar recientes informaciones... Amor de barrio que envolvió a todos y cada uno de los que el domingo tuvieron sobre sus hombros la responsabilidad del proceso.
Para no pecar de unilateral, aprovecho fragmentos de despachos enviados por algunas agencias de noticias acreditadas en Cuba, que dan fe acerca de cómo transcurrieron las elecciones:
"Con una elevada concurrencia y sin incidentes transcurrieron ayer los comicios"... (DPA).
... "urnas custodiadas por pioneros (escolares) en vez de policías", (EFE).
"Aunque había listas únicas para el parlamento y las asambleas provinciales, los electores podían votar por todos o solo algunos de los candidatos", (NOTIMEX).
"No hubo campaña proselitista: los candidatos colocaron en las paredes de los centros de votación breves biografías y fotografías en blanco y negro", (AP).
"La votación transcurre con tranquilidad, solo alterada por una fina llovizna de este caluroso invierno cubano", (AFP).
Tal ambiente reinó a lo largo de once horas hasta que a las seis los colegios cerraron sus puertas. Comenzaba otra etapa de trabajo: ante la vista ciudadana el escrutinio de los votos. Todo se hizo con escrúpulo, meticulosidad extrema, seriedad. Compilando toda la información, poniendo cada boleta en el lugar correspondiente, chequeando las estadísticas... Pasadas las diez, todavía había colegios que daban los toques finales al conteo pormenorizado y detallado del escrutinio.
Cuando la medianoche se apoderó de Cuba, y la mayoría de los ciudadanos se preparaba para el lunes iniciar sus quehaceres de todos los días, otro ejército silencioso desglosaba todas las informaciones.
Aun y cuando las cifras puedan reafirmar los sentimientos y las convicciones de este pueblo, lo visto y sentido en Cuba este 11 de enero, el acto soberano ejercido por los cubanos el domingo, trasciende los números y se revela como un hecho más allá de este archipiélago: dignidad, soberanía e independencia son principios que bullen por los genes de los hombres y mujeres que, con el decoro humano, habitamos en este lado del planeta.