Lo que está costando el azúcar de la próxima zafra

Si no se tiene un adecuado control material y no se planifican bien las reparaciones, ese indicador se verá comprometido desde temprano por el exceso en los llamados gastos diferidos.

JUAN VARELA PÉREZ

¿Cuánto va costando la tonelada de azúcar de la próxima zafra? El administrador de ingenio o director de complejo que hoy pueda responder esa pregunta evidenciará un método efectivo de análisis de la economía de su empresa.

La cuestión radica en que existe un mecanismo denominado gastos diferidos (GD), tipo de cuenta en la cual se va depositando todo lo invertido al terminar la zafra por concepto de mantenimiento y reparaciones del central.

El buen aprovechamiento de los recursos humanos es uno de los elementos que influyen en la disminución de los costos de las reparaciones.

Por lo general, esos gastos ocurren entre el primero de julio y el comienzo de la molienda y los componen todos los materiales e insumos que se utilizan para el alistamiento de la industria, el salario del personal, el combustible, la electricidad y otros.

Ese total se divide entre la cantidad de días de operaciones que se tendrá para disponer de un índice de asignación y se van incorporando al costo del azúcar.

Tal procedimiento se implementó hace algunos años por el MINAZ con el objetivo de evitar dificultades anteriores, cuando los gastos de reparaciones y prácticamente todo lo que ocurriese en ese período iban a una cuenta llamada reserva para gastos futuros, que luego no guardaba correlación con el nivel de crudo a producir y afectaban el resultado final de la entidad.

Con este mecanismo y la forma de su amortización, se garantiza que lo gastado en los meses sin zafra tenga una vía donde concretarse y pueda reponerse.

Nelson Labrada, director de finanzas del Ministerio del Azúcar, explicó que esto corre un grave peligro: si no se tiene un adecuado control, no se planifican bien las reparaciones y se consume en exceso, desde temprano se verá comprometido el costo de la tonelada.

Análisis estadísticos indican que si la zafra arranca con un gasto aproximado a los 45 pesos por tonelada de azúcar debido a los GD se podrá, entonces, hablar de eficiencia económica y aspirar a ella.

Pero, en cambio, si rebasa esa cantidad el central afrontará serios contratiempos. Estos se agudizarán en la medida en que no se produzca lo planificado, pues mientras más crudo se fabrica, menos nivel de GD le corresponde a cada tonelada.

Cuando se evalúe la situación del costo de la tonelada (sobre todo en ese acápite) se conocerán los ingenios que afrontan un panorama comprometido, porque fueron ineficientes durante las reparaciones.

Un examen de la campaña anterior evidencia que los elementos fundamentales del costo de la tonelada fueron, en primer lugar, la caña (debido a las condiciones climáticas que hicieron disminuir la sacarosa) y los GD por reparaciones y mantenimientos.

El país, en sentido general, estuvo en el orden de los 46,36 pesos y las provincias más ineficientes fueron, precisamente, las de peores resultados económicos.

Los antecedentes demuestran -apuntó Labrada- que Guantánamo terminó con un costo bajo apoyada en una atinada explotación de sus capacidades, tiempo perdido no significativo y adecuado programa de reparaciones y mantenimientos, lo cual garantizó continuidad en el proceso. Allí caña y GD tuvieron una participación inferior.

Como promedio nacional los GD estuvieron cercanos al 13 por ciento en el costo de la tonelada, pero en Guantánamo fue del 10. También Santiago de Cuba y Sancti Spíritus quedaron por debajo.

Este año, concretamente, las áreas de industria y economía del MINAZ han impartido recomendaciones de cómo planificar y controlar en las reparaciones el costo de la tonelada. La Dirección de Trabajo también emitió instrucciones sobre la forma de vincular gastos de salarios con el presupuesto que pueda estar disponible para las reparaciones a partir de unos 45 pesos por tonelada.

Hay centrales a los que, no obstante estar en agosto, ya les cuesta algunos pesos la tonelada. De ahí la urgencia de revisar, sin perder un minuto, la planificación de las reparaciones.

¿Qué significa eso?

Señaló el Director de finanzas del MINAZ que debe comprobarse el número de equipos que realmente necesita ser reparado; aplicar técnicas de mantenimiento predictivo para no desarmar por desarmar; evitar reemplazo de piezas si no es imprescindible; evaluar al detalle la disponibilidad de recambios y lo esencial: velar por el grado de organización de la fuerza de trabajo que se encargará de los preparativos fabriles.

Hace daño que por criterios paternalistas exista la tendencia de retener en los ingenios, sin contenido, buena parte del personal. Esto, es sabido, origina indisciplinas, poco aprovechamiento de la jornada, incrementa la posibilidad de desvío de recursos y el pago de salarios sin respaldo material que se acumula.

Aunque todavía son discretos, se observan signos de avances en la conciencia económica de dirigentes y trabajadores que, a través de sus organizaciones de base, participan en la discusión y elaboración de los planes.

El costo de la tonelada en la zafra anterior fue algo superior a la del 97 (unos 5 ó 6 pesos más) con la carga de un año desastroso climatológicamente al bajar el contenido de azúcar por el exceso de humedad y tener que molerse mucho más arrobas para producir una tonelada.

A partir de la próxima deben notarse saltos apreciables al mejorar los aseguramientos y los mecanismos de planificación para las reparaciones, mantenimientos que aumentan los gastos diferidos. Será el momento ideal también para desarrollar una fuerte ofensiva en busca del diseño de formas de organización y pago que estén en correspondencia con los resultados finales y reales de los colectivos.

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