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Poder Popular
Las nuevas asambleas ante un empeño reiterado
MARIA JULIA MAYORAL
Cómo dar continuidad, profundizar y desarrollar el proceso de amplia y genuina participación ciudadana que desencadenó la elección de los diputados y delegados provinciales, aparece como una de las cuestiones fundamentales a tener en cuenta cuando está por iniciarse una nueva etapa en la gestión del Poder Popular con la constitución de las asambleas provinciales y la nacional.
El 99,5 por ciento de los diputados que por derecho propio se reunirán el próximo 24 de febrero para dar inicio a la V Legislatura del máximo órgano del poder estatal en la República, resultaron elegidos con más del 90 por ciento de los votos.
Resulta notable también que 372 de los 601 diputados (un 61,89 por ciento) alcanzaron votaciones entre más del 96 y más del 98 por ciento y 33 de los parlamentarios obtuvieron la aprobación de más del 99 por ciento del electorado en el municipio o distrito electoral. Comparaciones igualmente favorables podrían referirse en relación con los delegados provinciales.
Sin embargo, de acuerdo con la Ley Electoral vigente, aprobada por la Asamblea Nacional en octubre de 1992, solo hubiera bastado para ocupar un escaño en el Parlamento o en los gobiernos provinciales, la mitad más uno de los votos válidos emitidos.
Junto a los elevados índices de respaldo se inscribe el hecho de que nuevamente la mayoría de la población electoral acudió a las urnas y aproximadamente un 95 por ciento de ella ejerció su derecho de manera constructiva.
Retomar tales resultados cuando se acerca la constitución de dichas asambleas para un período de cinco años, permite reflexionar sobre la connotación de aprovechar con superior eficacia y sistematicidad esa identificación consciente con las instituciones representativas de nuestro Estado revolucionario.
Aunque la mayoría de los electos no se convertirán en profesionales, su labor como parlamentarios y/o delegados provinciales no se circunscribirá a la asistencia a los períodos ordinarios o extraordinarios de las asambleas.
En el mandato que está por finalizar, tanto parlamentarios como delegados, reunidos en sus respectivas comisiones de trabajo desplegaron una intensa faena con el fin de controlar, fiscalizar y viabilizar el funcionamiento de diferentes esferas en la vida nacional y de sus territorios, y por desarrollar las relaciones con parlamentos de otras naciones.
Asuntos como la atención y solución a las quejas y planteamientos de la población -en particular de los delegados en las circunscripciones- por parte de los organismos y entidades estatales; el comportamiento de la enseñanza, la labor cultural, la producción de alimentos, la construcción y reparación de viviendas, la situación del turismo y las producciones industriales, entre otros, fueron objeto de análisis, recomendaciones y chequeo sistemáticos.
Una importante actividad legislativa también caracterizó a la actual Asamblea Nacional, cuyo mandato culmina. Dentro de las leyes aprobadas se encuentran la del Sistema Tributario, Defensa Nacional, Minas, Ciudadanía, para la Inversión Extranjera, de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas, sobre el Medio Ambiente, Tribunales Populares y la referida a la Fiscalía General de la República.
Consecuentes con el carácter participativo y popular de nuestro sistema político, buena parte de las principales medidas, legislaciones y acuerdos no se adoptaron sin antes promover un intenso debate y recogida de opiniones en la población y en todos los casos se optó por las soluciones más convenientes para la nación.
En particular, haber promovido la celebración de numerosas audiencias públicas sirvió para ahondar en problemas y situaciones medulares que en muchos casos inciden directamente en la vida de los ciudadanos; así, por ejemplo, se trataron temas tan vitales como el saneamiento financiero, que convirtió a todo el país en un gran parlamento, encabezado por el movimiento obrero; la formación de valores en las nuevas generaciones, el vínculo universidad y sociedad, la cultura como pilar de la libertad e independencia nacionales, el engendro de la ley Helms-Burton, el papel de las ciencias, el sistema electoral cubano, los consejos populares, la rendición de cuenta de los delegados, la producción de calzado y sus limitantes, la gastronomía y el efecto del turismo.
Lo ocurrido en el mandato por concluir deja entre sus enseñanzas la necesidad de incentivar y organizar aún más la acción creativa y concertada de todo el pueblo en el empeño común por lograr el desarrollo económico y social.
El V Congreso del Partido exhortó a convertir las excepciones en regla, en el caso del sistema del Poder Popular, el llamado implica, entre otras cuestiones, precisamente perfeccionar el desempeño interno de las asambleas, de sus comisiones de trabajo y aprovechar en mayor efectividad el interés de los ciudadanos por contribuir. Esto último no es solamente incrementar el número de personas involucradas en las diversas tareas, sino, y sobre todo, mejorar la calidad de la participación, empezando desde el plano comunitario.