COLUMNA PARA EL CONTRIBUYENTE

¿Cuál ha sido el destino de la recaudación del impuesto sobre arrendamiento?

SUSANA LEE

El 15 de julio de 1997 entró en vigor el Decreto-Ley No. 171, sobre el arrendamiento de viviendas, habitaciones o espacios mediante el cual se amplió este derecho, estableciendo los procedimientos para ejercerlo, el control estatal sobre la actividad, la obligación del pago de un impuesto por esta y las conductas constitutivas de contravenciones por violar lo dispuesto.

En uno de los Por cuanto que fundamentaron la adopción de esta norma jurídica y en su artículo 8, quedó instituida la decisión de que los ingresos percibidos por este tributo se destinaran al financiamiento de los programas de mantenimiento, reparación y construcción de viviendas en beneficio de la población, como una fuente adicional a lo que anualmente el Estado dedica con este fin.

En las últimas semanas he recibido varias cartas y llamadas de lectores con preguntas acerca del uso dado a tales ingresos, algunas incluso sugiriendo la posibilidad de que, dadas las restricciones financieras que afronta el país con su disponibilidad en moneda libremente convertible para cubrir necesidades básicas, pudieran haber sido empleados o podrían serlo con otro propósito.

La determinación del Gobierno en tal sentido se mantiene inalterable y cada dólar recaudado por este impuesto no tiene más destinatario que el programa de viviendas.

Para ofrecer una información detallada de cómo se han invertido esos recursos acudí a Mario Cabello, presidente del Instituto Nacional de la Vivienda.

En los meses de 1997 que se cobró dicho impuesto y durante el presente año (hasta el cierre de octubre), han ingresado 5 807 400 dólares por tal concepto al INV.

En su totalidad -y algo más a cuenta de lo que correspondería recaudar entre noviembre y diciembre, que se recepcionará en enero y febrero próximos-, se han empleado para financiar producciones y artículos que a partir de marzo último, aproximadamente, comenzaron a utilizarse ya en el mantenimiento, reparación y construcción de viviendas en el país.

Subrayo financiar porque en la mayoría de los casos ha permitido que rindan más esos recursos. No es lo mismo adquirir productos terminados que contratar su fabricación, por demás, con el efecto colateral de favorecer a entidades nacionales cuyo respaldo financiero en divisas como capital de trabajo descansa en este tipo de convenios.

Así, por ejemplo, la industria sideromecánica ha producido herrajes para carpintería y muebles sanitarios, cable eléctrico, puntillas, alambre, electrodos y otros materiales por más de 2 millones y medio de dólares; la agricultura, 850 000, para extraer y procesar madera; la industria de materiales, unos 792 000, para tejas de fibrocemento; otras fábricas, 200 000, para tuberías, conexiones y accesorios para instalaciones hidráulicas.

A la compra de herramientas para constructores, piezas y componentes de camiones, se han destinado 300 000 que han posibilitado habilitar las microbrigadas sociales encargadas de la reparación y mantenimiento de edificios altos y ciudadelas que se han ejecutado en los últimos meses, y 1 600 000 a apoyar los planes de vivienda de la capital.

Es bueno aclarar que tal inyección en recursos si bien representa una ayuda inapreciable, difícil de obtener por otra vía, dista mucho de ser la fuente principal para enfrentar las enormes necesidades acumuladas del fondo habitacional en el país, pues el Presupuesto del Estado, para que se tenga una idea, destinó este año a los programas de mantenimiento, reparación y construcción de viviendas más de 500 millones de pesos con un elevado componente en divisas.

Columna para el contribuyente
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