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 Víctor Laplace...
Compartiendo secretos con los amigos
Toni Piñera
El inolvidable Rafa del serial argentino Eramos tan jóvenes, se
asomó a La Habana en Festival tres escasos días, que bastaron para ser
"atrapado" por la prensa. Y así, entre grabadoras, Víctor Laplace habló,
dialogó y hasta compartió algunos secretos.
A pesar de que `dijo' necesita tiempo. "A veces el tiempo de
una entrevista, no da, porque hay que tener tiempo para el conocimiento, porque cuando uno
comienza a hablar, uno no es realmente uno hasta un rato después".
Receptivo y gentil ante las preguntas, de tono seguro y pausado en
sus respuestas, el célebre actor argentino con sus manos anchas inquietando el aire
refirió que ahora acompaña dos cintas en las que participa: Secretos compartidos,
de Alberto Lecchi y Doña Bárbara, de Betty Kaplan. Entre los dos personajes ¿?
"En Secretos... mi personaje está de comienzo a fin en pantalla, y me da la
posibilidad de un despliegue actoral más amplio que el de Doña Bárbara, aunque
por eso no descarto al último".
Víctor Laplace, quien estuvo 8 años en una larga lista de artistas
prohibidos por los militares de su país, a lo largo de su carrera, los temas sociales han
ocupado siempre un lugar preponderante en su vasta filmografía. ¿Se mantiene así o ha
cambiado? "Tanto es así que mi primera película como realizador está relacionada
con una temática social, humana, con las carencias afectivas. Pero sobre todo con algo
que me parece se está planteando al final del siglo: un cine que exprese esta especie de
locura en que nos encontramos todos los ciudadanos del mundo, de que somos por lo que
tenemos y no por lo que somos".
Precisamente eso se reflejará en El mar de Lucas, título
del filme que espera tener listo para el 21 Festival "con bastante ternura y
humor". ¿Los protagónicos? "Será también actor junto con Soledad Silveira,
quizá la española Charo López, Federico Luppi, Héctor Alterio, todos amigos
entrañables".
Y confesó que lo de realizador se fue sedimentando poco a poco, a
través de los años, porque se dio cuenta que cada vez más se metía en todas las
manifestaciones: en la actuación, las luces, las cámaras... y se dijo: no voy a molestar
más a mis compañeros y voy a hacerme un director integral. "Y dando este paso
podría ayudar a no repetir algunas carencias del cine argentino como son la falta de
guionistas, no porque falten ideas, sino porque no le dan al guión el valor que le
corresponde, además del trabajo puntual y obsesivo con el actor".
En 50 filmes ha dejado su imagen Víctor Laplace. ¿Cuál de ellos
rescataría rápidamente en su memoria, ahora? "Gracias por el fuego, Espérame
mucho, Horacio Quiroga, Secretos compartidos..., aunque así de golpe
estoy seguro de que se me escapan algunos títulos".
¿Como actor...? "Estoy terminando la filmación de la
película Un amor en Moisésville, de Antonio Tone, con el que rodé en Argentina Flores
robadas en un jardín de Quilmes, y Los amores de Laurita. Es que me faltan
cinco días de rodaje, por eso pude alcanzar sólo este permiso de venir tres días a La
Habana". Esto se concatenó con el ¿Festival? "Después de diez años para mí
es fundamental, no sólo como plaza cinematográfica, sino como plaza de afecto. Desde que
me convocó Tomás Gutiérrez Alea para hacer Cartas del parque (el desaparecido
director cubano lo vio en Eramos tan jóvenes y se dijo: este es mi personaje),
quedé con amigos entrañables. Esa es otra de las razones por las que siempre
vuelvo". |