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23/12/2001
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Doña ALICIA

TONI PIÑERA

Esa estudiada aliteración de eles en su nombre, con una equilibrada distribución, como si fuera una perfecta coreografía ALICIA ALONSO, simboliza una vida entera dedicada a la danza... Tener la posibilidad de conversar con un mito no es algo muy común. Ella lo es sin quererlo. ¿Cómo lo logró? Con voluntad, trabajo y tesón, y, por supuesto, con talento. Por estos días, la gran bailarina está de fiesta. El viernes, en coincidencia con su cumpleaños, se inició una jornada de homenaje por las siete décadas de su debut escénico (29 de diciembre).

Foto: TONATIÚH GUTIÉRREZUn golpe de vocablos abrió las puertas al diálogo que matizó con toda la proverbial fuerza de su carácter. ¿Los recuerdos? Se hace eco de la pregunta y afirma : "Vienen a ser la vida en sí, con la resaca de los momentos buenos y tristes. Aunque mi vida está repleta de recuerdos positivos. Crear, vivir, decidir, dar, han sido palabras muy frecuentadas en mi diccionario. Yo solo cuento las ganancias en la vida. Esos son los recuerdos que siempre aparecen".

Como aquel día de diciembre en que bailaba sobre el escenario por primera vez "era la persona más feliz del mundo, todo era yo, no veía nada. Todo lo sentía como parte mía: la música, el público, mis compañeros bailando. Solo puedo decir que sentía". ¿Ha sido un camino largo, Alicia? "Muy hermoso, porque tú sabes que todos los caminos tienen piedras, pero este ha sido tan particular que nunca las he tenido en cuenta".

Pero, ¿fue exactamente el debut escénico de Alicia Alonso aquel 29 de diciembre de 1931? Sí y no. Fue el debut escénico en la danza —la primera vez que bailó en escena—, pero el del teatro ocurrió el 26 de septiembre del propio año 31, cuando Alicia (entonces Martínez) participó en la comedia El recreo presentada en el Auditorium, antes de su primera función de ballet. Después actuaría en múltiples obras teatrales (El amor que pasa, Las flores, Mariquilla Terremoto... y hasta en la zarzuela Gigantes y cabezudos), porque ella era alumna de la Escuela de Declamación de la Sociedad Pro Arte Musical.

Entonces recuerda que desde que empezó a escuchar música, siendo muy niña, "sentía la enorme necesidad de expresarme por medio de ella. No quería ser bailarina profesional, sino que necesitaba con urgencia lanzar mis sentimientos hacia fuera por medio de los movimientos de mi cuerpo. Yo comencé a estudiar teatro y ballet, y debo confesar que lo que más me atraía entonces era el teatro, la actuación, soñaba ser actriz. Pero cuando fui creciendo el ballet pudo más. Aunque un bailarín tiene que estudiar teatro. Lo mismo digo del actor: tiene que estudiar baile. Es totalmente necesario".

Alicia ha dejado sus huellas en disímiles personajes a lo largo del tiempo, pero también ha creado en la danza. ¿Cuántas obras originales ha montado como coreógrafa? Cerca de 25, ¿y clásicos? Una decena, sin contar los pas de deux de otros ballets. Pero el Ballet Nacional de Cuba es una compañía que habla de lo grande de la cultura cubana, reconocida como una de las mejores del mundo. Y usted es uno de los artesanos de esta gran obra. "Soy parte de ella".

ALICIA, LA DANZA

¿Usted es la danza? "Al menos es mi vida. Es que tiene una magia que es el dominio del ser humano de su cuerpo, y lo más importante, la conversación con el público, con esa masa de gente que está ahí frente a uno esperando. Eso es como entrar al mundo de la magia".

¿Qué le diría la Alicia del 2001 a aquella otra que debutó en 1943 en Giselle? Le diría: ¡Qué poco tú sabías entonces! ¿Giselle? "Es una obra maestra del romanticismo, es como un bordado, un encaje...". Ese personaje ocupa un lugar especial en su cofre de recuerdos, y precisamente el célebre crítico inglés, Arnold Haskell afirmó al verla: ¿Cómo puedes bailar Giselle, si Giselle eres tú? Nadie podría decir lo contrario, pues pocos han realizado un retrato tan vivo de la bailarina cubana.

¿Cómo encuentra a Alicia Alonso su aniversario 70 en la escena de la danza? Trabajando para la danza, preparando nuevas coreografías, confiesa una (Un viaje a la luna, ballet humorístico inspirado en un filme del realizador francés George Meliés), además de otras coreografías que está incubando, algunas bastante profundizadas. Pero la encuentra también al final de una gira por los Estados Unidos, donde se dijeron cosas muy importantes, de reconocimiento a su labor de rescate y conservación de la pureza de los grandes clásicos y de la tradición romántico-clásica del siglo XIX, que hace ella con sus versiones en el BNC, así como de la preservación de los estilos históricos del ballet. Precisamente este aniversario la verá también como profesora en Universidad para Todos, en la pequeña pantalla, donde ofrecerá varias clases sobre aspectos de la interpretación de los estilos.

En estos días se tutearán las memorias, y Alicia recibirá otras muchas alegrías. Sobre todo en la escena de la sala García Lorca, en una gala homenaje (29 de diciembre). "Es una sorpresa que me tienen, se verán cosas muy interesantes y hermosas, para mí y para el público. Son cosas sueltas, pedacitos lo que conozco de ella porque me las han tenido que consultar" (risas). ¿La asombra todavía el resultado de la Escuela Cubana de Ballet? "No me asombro. ¡Estoy segura!". ¿Las nuevas generaciones del BNC? "Los jóvenes son tremendos, en las próximas funciones de Cascanueces habrá debuts de muchachas y muchachos en diferentes papeles, y los consagrados siguen creciendo. Vamos a empezar un año como merecen y como nos hemos ganado los cubanos. Con un futuro por delante de belleza y el espíritu bien alto".

23/12/2001

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