Para Cuba en la hora actual lo más importante es minimizar los daños y las pérdidas de vidas que puede provocar la COVID-19. A este propósito dedica su capital humano (el más valioso de sus recursos), su infraestructura, fondos cuantiosos de su presupuesto; las mentes más brillantes, las manos más diestras, el esfuerzo de todos…
Por estos días las rutinas colectivas e individuales han cambiado, por eso los niños estudian desde sus casas, se cuida con más celo a los ancianos, los futuros médicos se han adueñado de las calles y los que ya lo son parten nuevamente a curar en otras tierras.
En todo este esfuerzo está la claridad meridiana de Fidel, quien se adelantó a su tiempo y anticipó la necesidad de formar hombres de ciencia y de pensamiento, y de fomentar la solidaridad y el internacionalismo.
Pero también están presentes las esencias de Martí, de su república soñada, de la dignidad y el decoro que guiaron su vida fecunda e hicieron de él el más universal de los cubanos. Mucho de lo que vemos y hacemos hoy –quizás no lo notemos– encierra en sí una frase del Maestro.













COMENTAR
Responder comentario