Mientras el gobierno de Cuba decide, adopta e implementa medidas para el control de la COVID-19, para evitar que se propague por el territorio nacional; todavía es baja la percepción de riesgo en algunos sectores de la población y han sido identificadas indisciplinas sociales.
Los cubanos somos afortunados, porque en medio de un caos regional e internacional derivado de esta tragedia que vive el mundo, de la que no escapan ni ricos ni pobres; podemos asegurar que aquí se puede enfrentar la pandemia con serenidad y organización.
Pero que esa confianza en nuestro gobierno y nuestras instituciones, no se convierta en irresponsabilidad ciudadana. Si usted se queda en casa y se distancia socialmente; realmente comprendió que el aislamiento de hoy, será la cercanía del mañana.
Entonces, si el ministerio de Salud Pública mantiene estrictas medidas de prevención para proteger al adulto mayor frente al nuevo coronavirus, y se incrementan las acciones gubernamentales dirigidas al resguardo de ese grupo vulnerable de personas, ¿por qué todavía encontramos en las calles a ancianos realizando algún tipo de actividad?
Aquellos adultos mayores que viven solos deben ser protegidos, también, desde nuestro compromiso individual, más allá de la responsabilidad de las instituciones.
En tiempos tan complejos, los más jóvenes, los hijos, los nietos, los vecinos, los cubanos todos…. debemos velar por el cuidado de nuestros mayores, como ellos cuidaron de nosotros.







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