Precisamente, ese es el espíritu que preside la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que terminará hoy su
II Cumbre en La Habana; evento que ha afianzado sus bases
integracionistas y la voluntad de los países miembros de continuar
extendiendo los lazos de amistad.
Interrogado por Granma sobre la coexistencia de la ALADI
con la CELAC, Chacho Álvarez —quien permanece invitado a la cita—,
respondió: "En principio puede jugar un rol importante como pilar
económico y comercial de la CELAC, pues uno de los propósitos de
este último es aumentar el comercio interregional, sobre todo el
protagonizado por las pequeñas y medianas empresas".
Si nos comparamos respecto a Asia, ejemplificó, o con otros
bloques comerciales no llegamos al 20 % de nuestro comercio
interregional, frente al más del 60 % que poseen aquellos. Construir
un mercado fuerte, integrado, complementario de nuestras economías,
significa colaborar en los cambios de las matrices productivas de
nuestros países. Debemos trabajar mucho en eso.
Añadió que con ese propósito se está convocando a una "Expo
ALADI" en octubre, para hacer la primera macro rueda de negocios
entre latinoamericanos y caribeños. "Porque tenemos muchas ferias y
ruedas de negocios con regiones como Asia, Europa, y otras
subregiones —sostuvo—, pero no una propia, y queremos inaugurar la
modalidad para no solamente promover más negocios, sino la cultura
asociativa, cómo construir cadenas de valor regionales y cómo
mejorar nuestra competitividad. En eso la ALADI puede jugar un papel
muy fuerte".
Según declaró el Secretario General, este mecanismo también
colabora con la CELAC en la forja de un programa de seguridad
alimentaria para América Latina y el Caribe.
Al referirse a otros desafíos que persisten, no solo para la
CELAC o la ALADI, sino para los diversos mecanismos de integración
regional, comentó que debe coordinarse la acción entre estos y los
organismos subregionales.
La imagen de gran parte de nuestros pueblos es que existen muchos
organismos y no una integración profunda, que hay una brecha entre
ellos, explicó. "Debemos quebrar esa percepción".
"Las problemáticas que abordan los distintos organismos deben
incluirse en un plan estratégico que defina la propia CELAC. Se
necesita agenda y plan estratégico, y países comprometidos no solo
en empujar el mecanismo, sino en pensar opciones de conjunto. Es lo
que dará a la CELAC un salto de calidad en su funcionamiento.
Sobre el trabajo de Cuba en la presidencia Pro Témpore de la
Comunidad y lo acontecido en la primera jornada de la Cumbre, señaló
que la mayor de las Antillas ha hecho un gran trabajo con el
objetivo de fortalecer a la CELAC como actor político.
Una de las principales condiciones para continuar ese rumbo,
acotó Álvarez, es coordinar posiciones, achicar diferencias,
"trabajar en la idea de que a mediano plazo podemos aspirar a tener
una sola voz; y en un mundo que se va reconfigurando en bloques de
poder, la aspiración de todos los países debe ser que América Latina
y el Caribe sea uno de ellos".
"Las discusiones se han mantenido sobre el tema convocante de
esta Cumbre: la lucha contra la pobreza y las desigualdades. No se
trata solo de intercambiar buenas prácticas en ese sentido, sino de
poseer planes compartidos en algunas áreas, y pensar políticas de
conjunto".
"Hay que vencer las distancias históricas, políticas y
geográficas que separan a las distintas subregiones. Los
sudamericanos debemos acercarnos más al Caribe y a Centroamérica.
Son regiones que han vivido separadas por mucho tiempo y tenemos que
encontrar los puentes para diseñar políticas compartidas. Ese será
el gran salto de la región: tener políticas públicas
latinoamericanas y caribeñas. Es difícil, pero es lo que le da
consistencia, densidad y materialidad a un proyecto de integración".