México: La cuarta transformación

Pasé varios días en la Ciudad de México invitado por el Instituto Nacional de Formación Política (INFP) de Morena –el partido del presidente López Obrador–, dirigido por el caricaturista Rafael Barajas, más conocido como El Fisgón. Me invitaron a impartirle un curso de Educación Popular a un grupo de militantes que se propone multiplicar la metodología de Paulo Freire para la creación de equipos de trabajo de base en los 32 estados del país. Para López Obrador, la formación política de los militantes es una prioridad.

Algo semejante se hizo durante los gobiernos de Lula y Dilma, cuando fundamos la Red de Educación Ciudadana (Recid). Nuestro objetivo era lograr la alfabetización política de los beneficiarios de los programas sociales del gobierno, como Hambre Cero y Bolsa Familia. Llegamos a contar con 800 educadores populares remunerados por el gobierno federal, muy poco para las dimensiones del país. Lamentablemente, las conquistas objetivas del gobierno, que ampliaron los derechos de las clases populares, no fueron suficientemente complementadas por el trabajo pedagógico de cultivo de la subjetividad.

Electo en 2018, el Presidente mexicano resume su programa de gobierno con la consigna «cuarta transformación» (4T). Las tres primeras fueron la independencia, la Reforma y la Revolución. La independencia del dominio español se conquistó en 1821. A lo largo del siglo XIX, se realizaron reformas liberales y el país se constituyó como Estado-nación. La Revolución Mexicana, liderada por Emiliano Zapata, Pancho Villa y Francisco Madero se prolongó durante siete años (1910-1917), derribó la dictadura de Porfirio Díaz, extinguió el latifundio y promovió la justicia social.

AMLO (como es más conocido) fue elegido para un periodo de seis años sin derecho a reelección consecutiva, por lo que le pasará la faja presidencial al nuevo mandatario en 2024. Su mandato se inició con un alto nivel de aprobación: 76 %. Hoy día es de 65 %. Y un 70,2 % de la población concuerda con su política de restatizar la administración de los recursos naturales como el petróleo, el agua, el gas y los minerales. En estos momentos se encuentra enfrascado en una intensa lucha por la restatización del sistema eléctrico.

El Gobierno de AMLO combate ampliamente la corrupción y promueve una reforma educativa. Propone cambios constitucionales para fortalecer programas sociales: pensiones para ancianos, subsidios para jóvenes y discapacitados, incluidos indígenas y negros; y aumentó los salarios de la clase trabajadora. Hace siete años que el precio del metro de la Ciudad de México no sufre un reajuste. Y aunque en el país hay pobreza y miseria, en la capital no vi personas en situación de calle.

Debido a la violencia asociada al narcotráfico, actualmente existen 90 000 desaparecidos en el país, si bien desde 2019 ese índice ha experimentado un significativo descenso.

La seguridad ha sido uno de los mayores desafíos para la 4T. Se ha centrado en el desmantelamiento de la Policía Federal por su vinculación con la corrupción y las violaciones a los derechos humanos, como abusos de autoridad, detenciones arbitrarias, torturas, desapariciones, violencia sexual y homicidios.

En su lugar, el Gobierno creó la Guardia Nacional, concebida como un cuerpo de seguridad de carácter civil. Actualmente, la Guardia Nacional cuenta con una imagen positiva entre el 64,2 % de la población, y su agenda de capacitación se centra, principalmente, en el combate al feminicidio y la corrupción, la defensa de los derechos humanos y la actualización de las funciones policiales.

La pandemia afectó la economía en un 25 %. Incrementó el desempleo entre los jóvenes de 18 a 29 años. En enero de 2021, poco más de cinco millones de jóvenes no buscaban empleo ni estudiaban, un número menor que los más de seis millones registrados en 2010. El Gobierno ha instituido en el programa social Jóvenes Construyendo el Futuro dirigido a ese contingente, uno de los más ignorados por las administraciones anteriores, y ha fundado 140 nuevas universidades.

El combate a la pandemia ha sido exitoso en el país, que dispone de diez vacunas, incluida la Abdala, de Cuba. Y el Gobierno les ha donado vacunas a países centroamericanos y caribeños con bajísimos índices de inmunización.

El Gobierno de la 4T es una de las administraciones latinoamericanas progresistas del siglo XXI, que buscan ejercer más la soberanía nacional frente a las directrices comerciales, diplomáticas y de seguridad de los Estados Unidos. Ha asumido una postura crítica con respecto a la Organización de Estados Americanos (OEA) y ha propuesto abiertamente su sustitución por «un organismo verdaderamente autónomo que no sea lacayo de nadie». Léase, de los Estados Unidos.

AMLO, que tiene una postura antimperialista, ha calificado el bloqueo de los Estados Unidos a Cuba de «inhumano y medieval». Y sin infravalorar las puertas abiertas de Europa Occidental a los migrantes ucranianos, alerta sobre el desinterés de la comunidad internacional por los migrantes latinoamericanos y caribeños que atraviesan su país con el sueño de ingresar a territorio estadounidense.

La decisión de dotar al Gobierno mexicano de un equipo de educación popular capaz de llevar adelante el importante trabajo de alfabetización política de la población coincide con una iniciativa similar del Gobierno cubano, que ha convocado al Centro Martin Luther King para llevar a la práctica en el país la pedagogía de Paulo Freire, entre otras cosas, en la implantación del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, del que soy asesor.

Nuestro continente muestra un nuevo rostro en esta segunda década del siglo XXI, y es un rostro nítidamente progresista. Todos esperan ahora la elección de Lula en octubre de este año.