El 9 de enero de este año se reportó en Wuhan, China la primera muerte a causa del Coronavirus. Y desde ese día hasta la fecha ya son más de 900 fallecidos y más de 40 mil contagiados.
Y sí es cierto que el virus se ha expandido rápidamente y que realmente se vuelve preocupante el contexto. Pero lo que ha sido aún más evidente es la labor constante de China, para controlar y terminar con la epidemia.
Y tristemente, ante esta situación sanitaria, muchos países y organizaciones en vez de ofrecer la ayuda humanitaria pertinente prefirieron hacer del problema una especie de apocalipsis, exagerando lo que en realidad sucede y tomando medidas excesivas.
Ejemplo claro de esto es Estados Unidos que fue el primero en sugerir el retiro parcial del personal de su embajada en China y en imponer restricciones innecesarias de viaje y al comercio internacional, con esto, lo único que logro fue infundir temor.
«Este es un momento para la ciencia y no para los rumores. Es un momento de solidaridad y no para el estigma.», resaltaba la portavoz de la cancillería China, Hua Chunying.
En este contexto la comunidad internacional debería actuar de forma racional, calmada y tomar decisiones basadas en fundamentos científicos. La solidaridad con el gigante asiático debería ser la constante y no los titulares alarmantes, discriminatorios o cuestionando la gestión de esa nación que atraviesa una alerta sanitaria.
Porque China en tiempo récord construyó un hospital solo para aislar y tratar casos de coronavirus y su consecuente neumonía. Desde el inicio del brote su gobierno ha compartido de manera responsable la información recabada y ha colaborado con la comunidad internacional para esclarecer inquietudes.
Cumple con los protocolos internacionales y dio las facilidades correspondientes para que algunos países evacuaran a sus compatriotas, protege la seguridad de los extranjeros y abrió canales para recoger y darle respuestas a sus preocupaciones.
Y ha reiterado durante todo este tiempo su disposición a mantener la cooperación a fin de salvaguardar la salud pública de todo el planeta.
En contraparte de los que han hecho leña del árbol caído, varias naciones como es el caso de Corea del Sur, Indonesia, Japón, Kazajastán, Hungría, Belarús, Irán, Turquía, Francia, Reino Unido y Pakistán han enviado donaciones a China.
Nuestro país es puntero en ese sentido, y hoy el medicamento cubano, Interferón alfa 2B es uno de los que se utiliza para tratar el Coronavirus.
Luego de más de un mes, las noticias parecen un poco más alentadoras, pues China ya reporta más recuperaciones y menos contagios. La Comisión Nacional de la Salud informó que más de dos mil personas se recuperaron del coronavirus y que continúa cayendo el número de contagios fuera de la provincia de Hubei y su capital Wuhan. También ha caído durante varios días consecutivos la cantidad de nuevos casos.









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