El llamado «sueño americano» que persiguen los estadounidenses y los inmigrantes se basa en la idea de que cualquier persona con habilidad, deseo y perseverancia puede llegar a la cima, asegura el economista y filósofo Daniel Markovits.
Aunque hasta la década de 1970 parecía que funcionaba así, las crisis económicas mundiales como las de 2009 han acentuado las desigualdades.
«Estados Unidos, de hecho, se ha convertido en una jerarquía de clases muy rígida y selectiva en la que las élites se segregan del resto de la sociedad», señala Markovits.
Los niños de familias en las clases menos favorecidas no pueden acceder a buenas escuelas, aun cuando tengan los méritos intelectuales suficientes para hacerlo.
Al no poder acceder a escuelas de élite, también les resulta más difícil acceder a los empleos mejor pagados, ya que los que egresados de esas universidades prestigiosas son los preferidos en la «meritocracia».
«La desigualdad económica está produciendo una mayor diferencia en el rendimiento escolar que la segregación racial en su momento. Eso es nuevo y eso es impactante», dice el economista en referencia a la segregación escolar (prohibida en 1954).
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