ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Si difícil es ganar la confianza y la fidelidad de un pueblo, más difícil aún es sostenerla en el tiempo, porque fallar al más mínimo de los principios que hacen posible ese privilegio representa, de manera ineludible, perderlo.

Radica en esta sentencia la razón por la que, más de seis décadas después, la Revolución Cubana se sostiene y no a duras penas, como le han pronosticado los oráculos del odio, sino con la más sólida de las bases, el mayoritario respaldo popular.

Volviendo al inicio de este texto, así ha sido, y así será por un motivo esencial: nuestro sistema, esa obra colosal que nos enorgullece, ha cambiado, ha crecido, se transforma y enriquece al paso del tiempo, responde a las coyunturas históricas, pero nunca se ha desviado de la esencia humanista y de respeto a la dignidad y a los derechos que le dieron origen.

Son disímiles los pilares de su pervivencia, pero el principal, definido desde temprano por su mayor ideólogo y líder histórico, radica en una máxima siempre defendida: poder popular. Y no uno ficticio o meramente teórico, sino expresado en la práctica cotidiana del hacer social, en la toma de decisiones, en la determinación con que se sostiene el país, en la responsabilidad ineludible de elegir a quienes lo representan y exigir de ellos el actuar consecuente con la responsabilidad asignada.

Se trata de un principio supremo de representatividad, centrado en la búsqueda de valores, de capacidades, de integridad moral, de ética revolucionaria, que en nada se asemeja a las pugnas de poderes y variopintas y millonarias campañas que parecen más un circo que el preludio de un proceso electoral. En Cuba, del pueblo salen quienes al pueblo representan.

Llegan los procesos electorales, transcurren de acuerdo a la ley, el pueblo los valida con su disciplina, asistencia y cultura electoral, y no es casual, es porque confía en su sistema, cree en él, y lo sostiene.

Lo hace porque nada se le impone, lo hace porque es protagonista de cada paso, porque no hay soldados a las puertas de un colegio sino niños custodiando las urnas; porque quienes lo reciben en la mesa son sus vecinos, familiares, amigos, compañeros de trabajo; porque si lo desea puede observar de punta a cabo el escrutinio y nadie se lo impide; porque se le consulta y escucha.

Así se demostró el pasado 26 de marzo y a lo largo de todo este periodo electoral, que comenzó con la nominación de los delegados de circunscripción.

Muy a pesar de los enemigos, hoy, como homenaje al espíritu patriota de Girón, habrá Asamblea Nacional, habrá presidente, habrá Consejo de Estado, habrá país, el nuestro, el que no quieren, el que detractan pero el que nosotros, muy a propósito del tema, elegimos.

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