Camagüey.–Desde que este periodista conociera a Dixamy Rodríguez Gómez, en octubre pasado (en el momento en que fuera nominada candidata a delegada por la circunscripción 160, de esta ciudad), una sonrisa franca siempre ha embellecido su rostro como un atributo más de sus probadas virtudes personales.
A quienes dimos cobertura a ese momento crucial y único del sistema electoral cubano, nos impresionó la manera en que los vecinos del barrio citadino de Los Coquitos ponderaron en ella la sencillez, la nobleza y, sobre todo, la capacidad de liderazgo para encauzar la solución de sus planteamientos e inquietudes.
Fue la misma sonrisa que la acompañó cuando, tras el voto libre y secreto de los ciudadanos, fue reelecta delegada a la nueva Asamblea Municipal del Poder Popular, en cuya sesión constitutiva resultó elegida, además, como presidenta del órgano local para el décimo octavo periodo de mandato.
Es un auténtico gesto de singular simpatía que regala ahora a quienes asisten por estos días a los encuentros, con el pueblo, de los 11 candidatos a diputados al Parlamento cubano por el municipio cabecera provincial, un momento de especial significación en el camino hacia las elecciones nacionales del 26 de marzo.
«En cada uno de los lugares visitados –refiere–, hemos recibido el cariño y el respaldo de obreros, campesinos, estudiantes, maestros, académicos, cederistas, federadas, gente común que confía en quienes, a partir de esa fecha, serán sus representantes ante la Asamblea Nacional del Poder Popular».
Ya con la experiencia como diputada durante la Legislatura anterior, Dixamyno duda en asegurar que, lejos de entrañar privilegio alguno, ocupar un escaño en el Parlamento constituye una altísima responsabilidad y un compromiso ante el pueblo, como centro y protagonista del sistema político cubano.
«Lo primero que debe caracterizar a un diputado –comenta–, es su sensibilidad y humanismo, su capacidad para intercambiar y dialogar con los electores, ser claro y transparente a la hora de explicarles cuándo un asunto tiene solución y cuándo no, y acompañarlos a gestionar y resolver sus insatisfacciones».
¿Cómo combinar tantas funciones a la vez: delegada de base, presidenta de asamblea, diputada?, es la pregunta obligada ante una joven que se enfrenta a una realidad cotidiana llena de retos y no pocos obstáculos:
«A ello se suma –responde siempre sonriente–, que tengo una familia y soy madre de un adolescente de 13 años que cursa el octavo grado. Lo importante es saber crecerse y aprender a llevar al unísono los deberes hogareños y laborales, pero siempre con la premisa de servir al pueblo y hacerlo lo mejor posible».
Una cosa sí tiene clara Dixamy: «Solo con el concurso de todos, sobre la base de una participación activa y militante, no contemplativa, se podrán superar las dificultades actuales y retomar el camino de la recuperación económica y de consolidación de los programas sociales de la Revolución».
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