Disciplina, del latín, se forma con el lexema disc-, de discere, «aprender». Entre sus acepciones está: «capacidad del carácter para controlar los impulsos, en especial los que apartan de una meta ardua o inclinan a un goce inmediato», lo que implica autocontrol y, a veces, sacrificio. La autodisciplina es la «capacidad de la persona para realizar determinada tarea o adoptar un determinado comportamiento».
COMENTAR
Responder comentario