Pupila procede de la metáfora «niña de los ojos». En latín se llamaba pupa la muñeca, sentido que se ha perdido en español; pero subsiste en el francés poupée y el alemán puppe, así como en el inglés puppet, «títere, marioneta». De ahí, derivó pupus, –a para «niño y niña». Sus diminutivos, pupillus, –a, se usaban en referencia a huérfanos bajo la custodia de un tutor. De ahí pupilo, cuyo significado se ha ampliado a las personas que quedan bajo la custodia de alguien, como los alumnos de un internado.

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