La palabra cielo procede del latín caelum. Entre sus derivados se encuentran celaje, celeste, celestial y también Celestina, “alcahueta”, celestinear y celestinesco, en alusión a la protagonista de la tragicomedia de Fernando de Rojas, quizá porque este rufianesco personaje se proponía llevar hasta el mismísimo cielo a Calisto y Melibea.









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