La caña de azúcar, con su predominio de tantos años en nuestra economía, dejó en el idioma una serie de términos que constituyen regionalismos: caguaso —“planta de hojas ásperas que abunda en los terrenos húmedos”, “caña de azúcar poco aprovechable por su baja calidad”, “cosa despreciable, desecho”—; guardarraya —“camino estrecho entre dos espacios cultivados, especialmente en un cañaveral”—; sambumbia —“bebida refrescante que se prepara con miel de caña, agua y ají, y también, bebida o comida mal preparada, de poca calidad”—; chinguirito —“aguardiente de caña, de calidad inferior, trago de bebida alcohólica”. Por su parte, trapiche tiene ascendencia grecolatina y llegó al castellano hacia comienzos del siglo xvi para dar nombre a los molinos de aceite.
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