El cubano Félix Carvajal Soto, a quien se veía día a día entrenar por las calles de La Habana, para ir a las Olimpiadas de San Luis (1904), tuvo que costearse el viaje, porque, por supuesto, al gobierno de Estrada Palma no le interesaba el deporte. Llegó y compitió en la maratón, pero quedó en cuarta posición, pues las fuerzas no le alcanzaron para rematar en la final. Hoy la frase Andarín Carvajal define a la “persona capaz de andar mucho sin fatigarse” y aparece recogida en el Diccionario de Fraseología Cubana (digital), del Centro de Lingüística Aplicada, de Santiago de Cuba, y el Instituto de Literatura y Lingüística.









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