De la palabra latina albus “blanco” se derivan albo y álbum. En la sociedad romana, se llamaba album al encerado blanco en que los funcionarios daban a conocer sus edictos al pueblo. Aparece álbum en los diccionarios académicos desde 1869, como “libro en blanco, comúnmente apaisado y encuadernado con más o menos lujo, cuyas hojas se llenan con breves composiciones literarias, sentencias, máximas, piezas de música, firmas y retratos de personas notables”, acepción que se mantiene hoy, junto a “libro en blanco de hojas dobles, con una o más aberturas de forma regular, a manera de marcos, para colocar en ellas fotografías, acuarelas, grabados, etcétera”, y “estuche o carpeta con uno o más discos sonoros”. Su plural es álbumes. Los académicos tendrán que modificar estas acepciones en la medida en que varía la concepción del álbum de fotos.









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