El término contraloría, “órgano encargado de examinar la legalidad y corrección de los gastos públicos” es un americanismo y procede de contralor, del francés contrôleur.
Entre sus acepciones se cuentan “en el cuerpo de artillería y en los hospitales del Ejército, interventor en la cuenta y razón de los caudales y efectos”, “oficio honorífico de la casa real según la etiqueta de la de Borgoña, equivalente a lo que, según la de Castilla, llamaban veedor.
Intervenía las cuentas de los gastos, las libranzas, los cargos de alhajas y muebles, y ejercía otras funciones importantes”, así como la acepción que se ha generalizado entre nosotros —“funcionario encargado de examinar las cuentas y la legalidad de los gastos oficiales”—, en su variante femenina, contralora, en razón de la persona que ocupa el cargo; ese femenino no aparece aún en los diccionarios aunque es tendencia, como se aprecia también en cardenala.









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