ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Dicen que la deshumanización promueve la violencia, no es así: la deshumanización es la violencia. Foto: Sutterstock

Del irlandés Jonathan Swift, más conocido por Los viajes de Gulliver, aún repercute su ensayo Una modesta proposición, escrito hace unos 300 años. Cuando andaba yo en otra tarea, olvidado de ese texto, volvió a recordármelo una noticia que leí sobre las elecciones primarias en Argentina. Para que el lector comprenda la relación entre ambos asuntos, primero será necesario hacer una breve reseña del referido ensayo de Swift.

Es un texto que clasifica como sátira, humor negro o parodia; pero su gran valor radica en que, con él, logró denunciar el cinismo y la doble moral en la sociedad irlandesa de su época. Escrito con aparente inocencia, convierte la tragedia de los campesinos irlandeses en una suerte de análisis pecuario, según el cual el ganado serían los hijos de familias pobres. Quizá sea este el texto más cruel que se haya publicado nunca.

Primero plantea el problema: la terrible situación de los campesinos aparceros que no pueden alimentar a sus hijos porque los propietarios de la tierra son inflexibles con el arriendo. Luego, con brutal didactismo, explica punto por punto las cuantiosas ventajas que para la sociedad significaría que cada familia pobre venda a un hijo para ser comido por los terratenientes. Calcula el volumen de carne que esto aporta al mercado; cómo con ese «sano», «delicioso» y «nutritivo» producto, más la carne de otras reses, se terminaría la hambruna en Irlanda.

Con la situación en que vive el campesinado, en la cual como promedio, uno de cuatro niños muere sin llegar a la adultez, sería un «crimen» que se perdiera esa carne. En cambio, los ingresos obtenidos por la venta, permitirían a los campesinos mantener al resto de sus hijos, y convertirlos en personas de bien, lo cual redundaría en un aumento de la productividad del trabajo. Por otra parte, así también se eliminarían los feos espectáculos de niños harapientos que, a lo largo de los caminos, importunan a las personas sensibles, pidiéndoles una moneda.

Por las redes sociales suele aparecer un meme, en el que a una persona se le pregunta si realiza actividades peligrosas. Sí, responde, a veces suelo dar mi opinión. Fue tremendo lo que cayó encima a Swift: ya sabemos, con frecuencia a los humanos nos disgustan más las palabras que los hechos que las motivan; imaginen cuando esa opinión ridiculiza y desnuda el inhumano proceder de personas muy poderosas. Ciertamente, una máxima avisa que toda ficción puede ser superada por la realidad, y si bien lo que cuenta Swift difícilmente pueda ser superado, la noticia que leí, y que menciono al principio de este artículo, por su connotación, al menos se le aproxima al empate.

Por estos días, el candidato presidencial argentino, el anarcocapitalista Javier Milei, explicó que tanto la venta de hijos como de órganos están dentro de los debates filosóficos a los que se afilia. El anarcocapitalismo es una filosofía extrema dentro del liberalismo que, como ideal, supone una sociedad capitalista sin Estado, en la que todas las esferas de la gestión pública: salud, educación, seguridad social, incluso, la emisión de dinero, la policía y la justicia corren a cargo de la iniciativa privada.

Dicen que la deshumanización promueve la violencia; no es así: la deshumanización es la violencia. La película más brutal que yo he visto no tiene que ver con ríos de sangre; es La decisión de Sophi, protagonizada por Meryl Streep. Durante la II Guerra Mundial, en el campo de concentración de Auschwitz, Sophi es obligada a decidir a cuál de sus dos hijos menores llevarán a la cámara de gas. De no hacerlo, entonces los dos niños serían asesinados. Toda la vida cargará con el peso de su decisión; será un dolor sin alivio posible.

Viendo el capitalismo salvaje que promueve Milei, en el cual el dinero sustituiría los valores que nos tornan humanos, imagino cómo en su mente discurrirá la conversación de una familia a la que no le queda otra que vender uno de sus tres hijos. La madre dice: Yo creo que debemos vender a María, es enfermiza, gastamos muchas medicinas en ella. No, diría el padre: mirando el asunto desde la perspectiva costo-beneficio, nos pagarían el triple por Alfredo, lo cual es más rentable. ¿Entonces, por qué no vender a Luis? Nos pagarían mucho más. Bueno, es que la economía no es cosa simple: en Luis hemos gastado mucho y hay más posibilidades de retorno sobre esa inversión.

Obviamente, la verdadera intención de Swift no era convertir en ganado a los niños pobres, sino, con la metáfora, denunciar una sociedad cruel, y provocar vergüenza en quienes la admitían con pasividad. Su texto es una ficción, una farsa; pero lo que promueve Milei es real: fomento del hombre como lobo del hombre; manada donde, al que se cae, se lo comen.

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Mariano Freidin dijo:

1

20 de noviembre de 2023

23:51:43


Excelente reflexión, profesor