ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Foto: Tomado de dreamstime

Aunque una multiplicidad de problemas comunicacionales es mundialmente coincidente, existe siempre una plataforma problemática territorial que obliga a precisar tácticas y estrategias locales para la democratización de las agendas semánticas y sus instrumentos y métodos de producción y acción directa. Es nuestra defensa contra la ideología de la clase dominante en lo global y en lo doméstico. Que lo general no eclipse a lo específico. Pero que la defensa no debilite al ataque.

Una Ley de Comunicación en Cuba está, de origen, envuelta en las peculiaridades y generalidades de una lucha histórica que impone la necesidad de crear una Filosofía de la Comunicación Socialista. Consolidar un sistema de tesis, comprensivo y muy dinámico que, al mismo tiempo, entienda a la Comunicación como condición necesaria de lo social; como problema de seguridad nacional; como problema de salud pública y como premisa de toda revolución educativa y toda revolución de conciencia. Eso incluye la comprensión de la Comunicación Socialista como baluarte de lucha cultural y como factor del entretenimiento no enajenado ni enajenante. Tal filosofía debería afianzarse en bases materiales e históricas muy concretas que, en Cuba, no solo son avances reales, sino premisas para un modelo dialéctico de comunicación superadora de los esperpentos burgueses y de los atrasos y las esclerosis propias, infiltradas y tóxicas.

Esa Filosofía de la Comunicación Socialista no debería permitir los estragos de ciertas concepciones jurídicas funcionalistas que reducen el debate al problema de la «propiedad» de los medios, a su reglamentación mercantil o al control de sus modelos ideológicos. Mucho más complejo que eso, es necesario un cuerpo filosófico que garantice los derechos implícitos y explícitos de la Comunicación humanista y eso implica la libre y justa expresión de las diversidades, la ineludible crítica de la realidad material e ideológica y la liberación responsable de los caudales expresivos de toda la sociedad en los ámbitos más diversos de la política, la economía, las ciencias y las artes. Sin ingenuidad y con dinámicas críticas que aseguren el derecho al debate y la exigencia de las pruebas o evidencias consensuadas para toda información y todo «relato».

Una Ley de Comunicación Socialista ha de ser un motor poderoso para expandir derechos y obligaciones. Y en tanto que, a nombre del Estado Socialista, se invoquen cuerpos jurídicos para la Comunicación, ese Estado ha de ser responsable de garantizar la Comunicación nueva, en todas sus variedades, en tiempo real. Estado que debe ser motor comunicacional de su modelo de Comunicación y que ha de revolucionarlo todo, incluso a él mismo. Ha de incluir el desarrollo de las fuerzas comunicacionales, la planificación simbólica, los horizontes semánticos de la dialéctica histórica mundial y la construcción del sentido común del Socialismo hacia una mentalidad colectiva, emancipada y emancipadora: Comunicación Socialista para sí y para el mundo.

Entendemos aquí que una Ley de Comunicación es, fundamentalmente, producción de sentido; creación, desarrollo y expansión de sentido, en condiciones de tensión múltiple, por la supervivencia de la identidad revolucionaria de Cuba tanto como por su trascendencia en la comunidad internacional. Una Ley para la consolidación de la comunidad comunicacional organizada, para la emancipación permanente. Sentido aquí significa experiencia y síntesis de consensos; conceptuación y praxis transformadora en la producción dinámica del sentido y sus interiorizaciones y exteriorizaciones.

La producción de una Ley de Comunicación es una expresión del conocimiento y un conocimiento de la expresión en la dialéctica histórica de las interiorizaciones y las exteriorizaciones de la información y de sus consensos emancipadores. La producción de una Ley de Comunicación no ocurre sin una variedad de tensiones ante la realidad y entre sectores sociales. En el corazón de la producción de tal Ley está la disputa por el sentido.

Es preciso señalar un significado más de la Ley de Comunicación para Cuba, y para el mundo, que, apoyada en los problemas, e incluso, en los vicios anteriores, abrirá un debate internacional que debe ser liderado con las mejores y tesis críticas que se ligarán, directamente, a todas las luchas sociales y no se limitarán solo a sectores académicos o de cúpulas. En este sentido, será primero el marco revolucionario de la propia Historia de Cuba y sus luchas históricas contra toda forma de bloqueo y, especialmente, el bloqueo mediático y la fabricación de falacias sobre su democracia y su libertad de expresión.

Es indispensable que la Ley de Comunicación sea un programa revolucionario para la expresión libre de la riqueza cultural cubana y sus contribuciones humanistas convertidas en nuevo sentido común de la lucha por la emancipación organizada. Lucha por el sentido emancipado y emancipador con el objetivo de abonar el camino para la puesta en práctica del programa comunicacional revolucionario, como tarea dinámica permanente de la Revolución. Porque en tiempos revolucionarios, cuando Cuba ratifica su programa integral e internacionalista, debería pensarse la Ley de Comunicación exactamente como lo mismo que el programa que pone en primer plano la Revolución de la Conciencia disputando siempre la consolidación de los valores y la cultura desde la articulación, incluso jurídica, de un cuerpo legal que permitirá ensanchar y profundizar las luchas, democratizadoras y desmonopolizadoras, que desarrollan muchos pueblos en el planeta.

En la lógica revolucionaria, el papel de las leyes siempre debe estar ligado a la acción directa y transformadora, con objetivos específicos en cada situación concreta, para asegurar los procesos garantes de la toma del poder revolucionario y para la revolución permanente de tal poder. Esto implica avanzar con luchas diversas, por el sentido emancipador de la propia Ley, para resolver los problemas concretos y pendientes en la Guerra Comunicacional que el imperio capitalista despliega contra todos los pueblos y contra la clase trabajadora. Si no sabemos, acabadamente, cómo debe ser una Ley de Comunicación Socialista, seamos capaces, mientras lo dilucidamos, de saber cómo no queremos que sea. Pero no repitamos errores ni caigamos en emboscadas. En esta tarea histórica es preciso que participemos todos, como podamos y desde donde estemos, comprometidamente.

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yasser dijo:

1

26 de diciembre de 2022

00:35:35


Que bien. Hace falta una ley de la transparencia también.

Aurora dijo:

2

26 de diciembre de 2022

07:03:50


Concuerdo. Conciso el último párrafo.

Julita dijo:

3

26 de diciembre de 2022

08:39:57


Desde mi punto de vista es bueno que esta ley se enfoque en la comunicacion verbal de los cubanos, es decir en la palabra porque cada dia los cubanos no hablamos, vociferamos, gritamos y nos maltratamos de palabra con verbos y sin ellos. Considero que la comunicacion se debe enfocar en la lectura de los libros y no en las redes sociales que tergiversan la comunicacion.

Renato Peña dijo:

4

26 de diciembre de 2022

09:18:58


Un macizo artículo. Este material no solo es una referencia para Cuba, también para quienes vivimos en este sur global. Dejar como base el concepto de comunicación socialista es tremendamente asertivo, pues guía el camino al debate. Los países que no tenemos el bloqueo que tienen nuestros hermanos y hermanas cubanas, estamos invadidos por una comunicación hegemónica, vulgar, tóxica, enajenante, por ende, este material nos da una pauta a seguir en una línea emancipatoria. Con eje en una comunicación socialista y emancipadora, abierta a todos los planos, con principal atención a las organizaciones y movimientos sociales en lucha de resistencia, cambio y avance. Felicitaciones

MADI ALEGRE dijo:

5

26 de diciembre de 2022

14:44:59


Hay que ser mucho más precisos a la hora de hacer propuestas concretas y que sean reales, visibles y realizables. Cuba ha de tomar buena nota de los avances tecnológicos de China. Y aplicarlos con responsabilidad para hacer posible la más seria y bonita de las revoluciones políticas humanistas. El potencial de la Revolución es ahora más necesario que nunca. Y hay que dejarse de ir a la defensiva frente al bloqueo para pasar a una ofensiva radical y subversiva que ponga patas arriba al criminal y miserable USA imperialismo.

peter wainwright Respondió:


2 de mayo de 2023

05:41:57

Well said

peter wainwright Respondió:


2 de mayo de 2023

05:43:04

Well written

Preocupado colorado dijo:

6

27 de diciembre de 2022

10:42:28


Cuando se anunció que tras un amplio proceso de consulta y discusión se presentaría la propuesta de ley a la Asamblea Nacional, incluyendo supuestamente los criterios vertidos, y en ésta no se logró consenso para su aprobación, quedaron en evidencia el propio proceso de discusión, el anuncio y se generó suspicacia hacia otros procesos legislativos que han empleado idénticos términos y anuncios. Eso no puede pasar de nuevo en Cuba Socialista. Muchas veces se da un correo para enviar criterios, y el correo rebota. Una página para comentarios, y no existe (ejemplo: sitio y correos mfp con ley de expropiación) Se convoca una asamblea para recoger opiniones y no se toma ni acta o notas ???. Por supuesto, todo esto genera procesos formales y superficiales que comunican lo opuesto a lo pretendido, y mientras "se cumplió la tarea" se afectó a la Revolución. La mejor comunicación será siempre el ejemplo personal y la verdad, pero hasta eso requiere técnicas y consensos.