A Albertico lo vi por primera vez en los topes Paul Morphy, que se celebraban en la Biblioteca Nacional. Era uno más de los tantos niños que se inician en el ajedrez. Pero tras aquellos ojos claros, siempre alertas, había algo especial que lo hacía diferente del resto.
A finales de 2024, Alberto García Tabasco asistió a su primer torneo internacional, el Carlos Torre, en la ciudad mexicana de Mérida, y confirmó su talento: se impuso en la categoría Sub-10, con siete victorias en igual cantidad de partidas.
No teme enfrentarse a los mayores, se bate en cuanto torneo se celebra en la capital, de cualquier categoría, y en la mayoría sale con buenos resultados. Se hace llamar en las redes Ajedrez, luego existo, una manera de asumir su vida.
2022
No fue el beisbol, pasión nacional, ni el fútbol ni el basquetbol, mucho menos el boxeo o el taekwondo; fue el ajedrez lo que cautivó la atención del niño.
En 2022 encontró la motivación en la escuela, después de pasar por varios deportes, tal vez porque ya antes su papá le había enseñado a mover las piezas, y terminó por llevarlo al Instituto Superior Latinoamericano de Ajedrez (isla).
«Todo padre busca un deporte para su hijo, pues los prepara para la vida. Yo le enseñé los primeros movimientos y, junto a mi papá, noté que tenía habilidades. Cuando lo llevamos, no íbamos con expectativas. Él solo mostró el interés, y los resultados fueron muy rápidos», cuenta Silvio García, el papá.
La Gran Maestra Vivian Ramón Pita, directora de ese centro de estudios, recuerda que «se destacó porque aprendía muy rápido, y el cambio de nivel se producía a mucha velocidad, hasta que se igualó con los que más experiencia tenían en su categoría. Hoy puede jugar en cualquier categoría, y hacer una excelente partida», dijo.
Albertico empezó a competir en 2023, y en 2024, a dos años de comenzar su aprendizaje, ganó su primer torneo internacional. «Hay niños que tienen una gran capacidad. Poseen la habilidad cognitiva de recibir y procesar mucha información en poco tiempo. No estoy haciendo comparaciones, pero esa era una de las cualidades de Capablanca», comenta Vivian, quien dice que ha conocido a varios que han alcanzado el título de Gran Maestro muy jóvenes.
Explicó que en estos momentos no hay tratamiento especial con él. La Directora afirma que «tiene el plan del grupo para un nivel similar al de él. El aprendizaje en colectivo y la competitividad impulsan a los niños. Si Albertico llega a distanciarse, tendría un plan especial».
Consideró que «está formando su estilo, aunque se le ven avances tácticos que le permiten jugar cualquier posición estratégica, o los finales».
ALBERTO GARCÍA TABASCO
«Mi ídolo es Magnus Carlsen. Quiero ser como él, porque es el mejor del mundo», aseguró el niño, quien admira a Garry Kasparov, a Anatoly Karpov y, por supuesto, a José Raúl Capablanca. En busca de tan pretenciosa cota, Albertico le dedica muchas horas al ajedrez. «No tengo un plan, pero estudio mucho, unas cuatro o cinco horas, a veces seis».
Cuenta que estudia usando la tecnología, «aunque a veces leo algunos libros. Por ejemplo, en vez de tener el tablero enfrente, que me es incómodo, pues me reduce el espacio, con una tablet puedo tener el tablero e ir leyendo y estudiando a la vez».
Sobre sus propósitos a corto plazo, dijo: «Quiero consolidarme en mi categoría y obtener un buen resultado en el Capablanca. Pretendo participar en el abierto de Querétaro, en abril, y a finales de año jugar el torneo centroamericano en Dominicana».
El padre explica que «él necesita estar concentrado completamente en lo que está haciendo, relaja después del torneo. En la competencia, el estrés es fuerte, porque es un niño solo, tomando decisiones, y para mí también, porque lo veo y lo siento en su forma de sentarse, de mirar».
Sobre jugadores como su hijo, opina que «dejan de ser niños, sacrifican tiempo estudiando, mientras otros juegan y corren». El ajedrez es la base de su vida. Sería muy diferente, en cuanto a actitud y disciplina, fuera del juego ciencia».
Los 64 escaques no solo cambiaron la vida de Albertico, sino también la de su padre, un ingeniero industrial que tomó la decisión de vincularse al ajedrez, hasta llegar a ser árbitro y trabajar directamente en el isla, como profesor. «Así estoy más cerca de su carrera».
EL CARLOS TORRE
«En la final del Sub-12, llevaba una pequeña estampilla de una pintura de Magnus Carlsen, un juego de imanes que me regaló su autora, Nistal Mayorga. A cada rato lo sacaba y lo veía. En el torneo Orlando Mestre también lo hice, como si fuera un amuleto. Antes de la final provincial Sub-15, visité la tumba de Capablanca, y en esa lid también salí muy bien».
Entre los 20 niños inscritos en la categoría, en el certamen de Mérida, García Tabasco era el único cubano. «No me sentí presionado, fui a ganar, por eso tenía que plantearme vencer en cada partida. Fue duro, porque muchas veces había que jugar doble vuelta, entonces salíamos muy temprano y virábamos tarde», recuerda.
Mientras hablábamos, repasaba sobre su última partida, similar a una de Bobby Fischer. Era incómoda, con piezas negras, pero nada que su imaginación infantil no pudiera resolver.
Vivian Ramón, como su maestra, lo siguió en cada salida en Mérida. «Mostró una gran diferencia con sus rivales, sobre todo en los finales. Tuvo una partida en la que sus piezas no lograron un desarrollo natural. Equivocó el plan de apertura y llegó a estar en un nivel inferior; pero inmediatamente vio un plan para arreglar la posición, a fin de aspirar a algo en ese cotejo, y así fue. Eso muestra su objetividad en momentos complejos del juego».
La Gran Maestra lo define categórica: «Es puro talento».

















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julio siedlecki dijo:
1
8 de abril de 2025
09:40:13
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