Cuidar el retoño hasta convertirlo en fuerte árbol

Niñas de entre nueve y diez años sintieron la alegría de competir, el pasado fin de semana, algunas por primera vez, en una lid pioneril de voleibol, celebrada en la cancha del legendario centro José «Pepe» Barrientos, de la barriada habanera de Luyanó.

La instalación recuerda el paso por allí de Eugenio George, el mejor entrenador del mundo de equipos femeninos en el siglo XX, guiando a hombres que brillaron en esa área, y luego en las selecciones nacionales.

Entre las novatas primó la disciplina, los deseos de entregarse al máximo por la victoria y la camaradería, que emanó de los planteles del Cerro, Marianao, Diez de Octubre, San Miguel del Padrón y Guanabacoa. En el José María Pérez (El Pontón), de Centro Habana, transcurre un certamen similar, con otros conjuntos.

Más importante que la satisfacción del ganador –en sets de 25 puntos– fue la atmósfera de solidaridad creada por los padres, animando a viva voz a sus hijas. Con su entusiasmo, son motores que impulsan el fortalecimiento del deporte en la base, como vía para educar, inculcar la nobleza, la honestidad, el sentido de pertenencia y el sano crecimiento de los infantes. En esos propósitos, las escuelas de las que proceden las novísimas jugadoras se ven representadas, y en consecuencia, han de continuar apoyándolas, reservándoles, en las tardes, una parte del tiempo a la práctica organizada del deporte.

El esfuerzo de los familiares, el entrenador y cada dirección municipal en la confección de la vestimenta de las voleibolistas, ofreció al evento en Luyanó, bien organizado, un aporte de seriedad, lucimiento y orgullo por parte de las estudiantes-atletas.

No dudo que del fin de semana atesoren una vivencia inolvidable, guarden como algo imperecedero la camiseta lucida en los partidos de su debut, e incluso mantengan en el futuro el mismo número en su dorsal, porque en ellas está también el porvenir del alto rendimiento.

Es digna de reconocer la constancia de entrenadores como Julio Galarraga, exintegrante del equipo Cuba de mayores, quien, a pesar de la falta de algunos recursos, de lunes a viernes prepara, con paciencia y dedicación, a una considerable cantidad de aprendices.

Habrá muchos en todo el país igualmente merecedores del reconocimiento por su desinteresada labor. Ellos desafían dificultades e incrementan la práctica de otros deportes, para que siga siendo un derecho del pueblo.